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10 de abril de 2021
ALAMÁN
1624 palabras. 8 minutos de lectura. 25 fuentes.
Con el cambio de mando Trump-Biden, la política exterior estadounidense ha cambiado sus formas, mas no sus fines. Desde el 20 de enero se percibe en Washington una tradicional—y cursi—preocupación por las normas democráticas y los derechos humanos, pero, en realidad, las cosas han cambiado poco. Al margen de estos ejercicios wilsonianos, detallados en un discurso del 4 de febrero, el presidente Biden continúa la guerra no militar contra Pekín. También mantiene la mirada fija sobre la economía, mostrándose dispuesto a disparar el gasto público. Promulgada la ley de estímulo–un paquete de 1,9 billones de dólares que incluye pagos directos de $1,400 a la ciudadanía–Biden piensa ahora en industria e infraestructuras.
Es noticia. La Casa Blanca ha publicado los detalles preliminares de su American Jobs Plan. Se trata de un programa con un presupuesto de entre 2,3 y 2,7 billones. Habla de «solidificar» infraestructuras y «revitalizar» manufacturas. Es una propuesta multifacética, de dimensiones épicas; trata la construcción y modernización de medios de transporte, la inversión a gran escala en el sistema educativo y, como no podía faltar en esta época, la transición ecológica.
Resultan de particular interés sus disposiciones en cuanto a las manufacturas y la investigación e innovación. A esta rama del paquete se le adjudican unos 580 mil millones en presupuesto. Los escritos enfatizan la necesidad de controlar e incentivar el desarrollo de industrias «críticas». Todos parecen opinar que se va cerrando la brecha tecnológica entre China y EEUU, corriendo este último el riesgo de ser derrotado en el campo de la innovación.
Banqueros y granjeros. No han tardado en llover las críticas, principalmente por lo descomunal del proyecto, cuya financiación dependería, según Washington, de una subida del 21% al 28% del impuesto de sociedades. Sectores republicanos, libertarios sobre todo, temen que el Gobierno use los fondos como caja negra para sobornar a sus secuaces.
La república yanqui atravesó controversias idénticas en sus primeras décadas, siendo Hamilton, nacionalcapitalista, y Jefferson, agricultor bucólico, sus protagonistas. En aquella época, los aranceles eran el único ingreso del Estado; Hamilton y sus sucesores, creadores del Sistema americano, los utilizaron para encumbrar la naciente industria estadounidense. Esto provocó grandes recelos en el Sur, porque la industria—las fábricas, el canal de Erie y, posteriormente los ferrocarriles—estaba concentrada en el Norte, que pretendía mantener cautivo todo el mercado doméstico. El Sur, agrario y atávico, prefería vender su algodón a los industriales ingleses, de quienes obtenía sus manufacturas, y resentía amargamente cada arancel washingtoniano.
Quizá el más notorio de los librecambistas sureños fuese John C. Calhoun, otrora vicepresidente. En 1832 su estado, Carolina del Sur, declaró sin validez los aranceles impuestos en 1828 y 1832. Tres décadas antes de la Guerra Civil, Carolina del Sur se preparó para resistir la ofensiva federal, cosa que al final no fue necesaria, pues en 1833 se acordó un arancel menos agresivo.
En perspectiva. En las últimas décadas ha avanzado a velocidad vertiginosa la subcontratación internacional, que a su vez ha traído la desindustrialización del mundo desarrollado. En persecución de la eficiencia máxima, se ha buscado ahorrar hasta el último céntimo, dando lugar a una época donde los productos pueden tener centenares de proveedores en distintos países.
China, naturalmente, ha resultado beneficiada; bautizada la «fábrica del mundo», hacia 2018 se había adueñado de un 28,4% de la producción mundial, sacándole una ventaja del 11,8% a EEUU.
En su territorio también se han agrupado actividades de alto valor añadido; esto corresponde a un viejo objetivo del Estado, cuyas energías están plenamente dedicadas al plan estratégico Made in China 2025, aunque su nombre se ha vuelto tabú por las recriminaciones internacionales. Hoy en día, a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, Pekín incluso se propone la subcontratación de sus industrias más básicas.
Sacudida vírica. La subcontratación internacional funcionó perfectamente hasta la llegada de la pandemia. Hubo oposición política, como también hubo quien defendiera cierto proteccionismo, pero el sistema funcionaba en el sentido más estricto: era eficiente y lograba abastecer al mundo entero. Esta ilusión se desplomó en 2020, cuando se hizo evidente la escasez de los que ahora eran artículos de primera necesidad: mascarillas, pruebas del virus e incluso desinfectantes.
China, con el 50% de la producción mundial de mascarillas, primero garantizó su suministro, para luego exportar más de cuatro mil millones de mascarillas en un intento de ganarse la simpatía mundial.
Seguridad nacional. La pandemia colmó el vaso, pero la crónica ya estaba anunciada: EEUU, a pesar de sus poderosísimas fuerzas armadas y sofisticadísimos instrumentos financieros, escasamente podía fabricar algo tan mundano como una mascarilla; Pekín, más arrogante que nunca, estaba lista para enfrentarse a Washington. Ambos países ya aspiran a lograr cierta autonomía económica con respecto al otro. Una política de tal envergadura conllevaría, para EEUU, la repatriación de muchas actividades de alta gama, todas complejas y algunas, como las tierras raras, no tan rentables. El desafío para China es distinto: para «independizarse», deberá desarrollar tecnologías propias, en lugar de importarlas.
El nudo gordiano. En vista de estos acontecimientos, el presidente Biden recientemente ha encargado una revisión de las cadenas de suministros de cuatro industrias clave: microchips y semiconductores; baterías de alta capacidad, incluyendo las que tengan usos automotrices; minerales de especial importancia, entre ellos las denominadas tierras raras, y demás «materiales estratégicos», así como fármacos y sus principios activos. El texto íntegro de la orden ejecutiva puede encontrarse aquí.
Nada de esto es súbito ni inesperado. En EEUU, un país sumido en discordias y luchas intestinas, la aversión hacia China y el gobierno de Xi Jinping es de los pocos focos de unión bipartidista. No es tampoco la primera orden ejecutiva al respecto: el expresidente Trump se pasó todo el verano de 2020 haciendo lo propio, llegando a firmar varios decretos relativos a las tierras raras y a las cadenas de suministros médicos, incentivando la extracción y producción doméstica, respectivamente. Ya son numerosos los métodos e intentos por los cuales se pretende conseguir cierto decoupling o desacople.
El tema más candente quizá sea el de los microchips. El líder mundial en su fabricación, TSMC, es una compañía taiwanesa. Los desafíos que esto representa son evidentes: Pekín niega la legitimidad de la república asentada en Taipéi, que a su vez cuenta con la relativa protección de Washington. Por esto, el Gobierno estadounidense quiere asegurar la producción dentro de sus fronteras, anunciando 37 mil millones de dólares en fondos para la industria, cuyos costes de capital son terriblemente altos. Gran parte de este dinero previsiblemente irá a Intel, el gigante estadounidense, pero se han gestionado acuerdos para que TSMC y Samsung se establezcan en EEUU, montando fábricas tasadas en 12 y 10 mil millones, respectivamente.
En cuanto a los fármacos, la pandemia ha dejado claro la necesidad de poseer capacidad productiva. Esto ya se ha manifestado en las diferentes campañas de vacunación, donde, con algunas salvedades, los países no productores han visto cuantiosos retrasos. Ha sido el caso de Canadá, donde sólo un 11,91% de la población ha recibido por lo menos una dosis, mientras que sólo 1,76% están completamente inmunizados; en EEUU, donde sí hay producción, las cifras son, al momento de redactarse este artículo, 33,7% y 19,9%, respectivamente.
Las 17 tierras raras son menester en nuestras baterías y teléfonos inteligentes. Lastimosamente, a ojos de algunos, Pekín controla la mayoría de yacimientos rentables, así como la extracción y exportación de los elementos. Desde 2009, el Gobierno chino no ha dudado en limitar los flujos a mercados internacionales. Existen yacimientos fuera de China; los hay, por ejemplo, en EEUU y Australia, pero Pekín, al controlar un 95% del mercado, puede decidir el precio a su antojo y conducir a la competencia extranjera a la bancarrota. Sin embargo, los propietarios de la mina de Mountain Pass, en California, se muestran optimistas y cuentan con el respaldo del Departamento de Defensa.
Las baterías están algo vinculadas a las tierras raras. China controla un 51% del total mundial de litio, 62% del cobalto y 100% del grafito esférico, por lo que ejerce una influencia descomunal sobre el mercado. En vista de los continuos avances tecnológicos, que han resultado, al cabo de 30 años, en baterías mucho más eficientes y un 98% más baratas, es natural que la industria siga creciendo.
Sí, pero. Los pronunciamientos políticos harían creer que los EEUU y China se evitan entre sí, buscando minimizar sus vínculos. Esto es falso. Las economías china y estadounidense están íntimamente conectadas: son 1860 las compañías estadounidenses con filiales chinas, y el gran capital americano invierte en China más de 10 mil millones de dólares al año. Pekín está muy lejos de los 46,4 mil millones de dólares que invirtió en EEUU en 2016, pero aún inyecta unos 4,7 mil millones a la economía estadounidense. Esta reducción, por cierto, no puede atribuirse exclusivamente a Trump y su guerra comercial: el Estado chino ha buscado impedir y controlar las fugas de capitales, que abarcan las inversiones extranjeras del país.
El yin y el yang. Si bien es evidente el miedo que tienen ambos países de depender del otro, no deja de ser cierto que los intereses económicos chinos frecuentemente se encuentran entrelazados con los de ciertos sectores en EEUU. Y es que, a pesar de las presiones políticas, en gran parte auspiciadas por el aparato de defensa nacional estadounidense, Wall Street sigue profesando su amor por la añorada Catay. El decoupling permanece hasta ahora inconcluso. Ambos países buscarán su autonomía estratégica y tecnológica, pero los lazos económicos, aunque no siempre simbióticos, han calado profundo, con estructuras corporativas enteras diseñadas a su alrededor. En el caso de los EEUU, son precisamente estas estructuras las que complicarán la tarea de repatriar industrias. El desacople bien podría terminar siendo más moderado de lo que los políticos han hecho creer.
Más a fondo:
La Casa Blanca: Fact Sheet: The American Jobs Plan
ICEX: Plan Made in China 2025
Investment Monitor: Las economías de EEUU y China no se están desacoplando (aún)
528 palabras. 3 minutos de lectura. 5 fuentes.
Las naciones pueden prosperar mediante su ingenio, sin depender de la fuerza o de accidente alguno. Al menos, esa era la visión de los padres fundadores de EEUU en los Federalist Papers. También la del estadista chino Deng Xiaoping (1904-1997), quién sentó las bases de la China moderna, fábrica del mundo–en detrimento de Occidente y su ramal latinoamericano–.
Mientras China ha reducido su exposición al mundo–apoyada en la soberanía que le confiere su vasto mercado doméstico–el mundo a su vez depende más de China.
Es difícil concretar el momento y aislar la causa de la supremacía industrial china. Empero, recordar el último servicio público de Deng, la «inspección del sur» de 1992, nos abre una puerta a la psique china. Durante su gira, Deng avaló el incipiente tejido industrial exportador de la China meridional.
Tiananmén. La gira sureña respondía a la masacre de la plaza de Tiananmén de 1989.
En la plaza, diversas corrientes reformistas velaban a su referente, Hu Yaobang. Antes de su muerte, Hu había sido apartado de la Secretaría General del Partido Comunista de China por la facción conservadora del Politburo, en favor de Zhao Ziyang.
El duelo por Hu pronto se transformó en reivindicación política. Tiananmén recogió la frustración con el estancamiento económico y social que atravesaba China. Las protestas se extendieron al resto del territorio. Tras 7 semanas de tensión, vino la represión. Finalmente, a modo de compromiso, Zhao fue cesado y sustituido por el reformista Jiang Zemin.
«El Partido Comunista hizo un pacto no escrito con la sociedad china después de Tiananmén: os garantizo crecimiento económico y estabilidad y seguridad a cambio de estabilidad social. Es un pacto tácito entre partido y sociedad», cuenta el sinólogo y periodista Isidre Ambrós.
Los 24 y 12 caracteres. Deng Xiaoping, decano de estadistas, interpretó el mandato surgido de Tiananmén, y lo doto de dirección estratégica. En 1990, distribuyó dos comunicados a altos oficiales del régimen, elaborados en el estilo de la poesía clásica china:
El primero, constando de 24 caracteres, rezaba: «Observar con calma, asegurar nuestra posición, hacer frente a los asuntos con tranquilidad, ocultar nuestras capacidades y esperar el momento oportuno, ser bueno en mantener un perfil bajo, nunca liderar la reivindicación, llevar a cabo operaciones de carácter modesto»
El segundo–más conciso–lo compartió con un grupúsculo todavía más restringido de mandos del partido: «Tropas enemigas están tras las murallas. Son más fuertes que nosotros. Debemos estar sobre todo a la defensiva».
La gira de Deng. En 1992, Deng visitó las Zonas Económicas Especiales establecidas en el sur de China durante la década de los 80, punta de lanza del «socialismo con características chinas», plataforma de su músculo industrial exportador.
Deng, ya carente de cargo oficial alguno, hacía de «predicador itinerante», avalando el torrente reformista con su presencia.
«El "tour al sur" de Deng adquiriría una significación casi mítica, sus discursos servirían como la hoja de ruta de las dos siguientes décadas de políticas públicas y económicas chinas», cuenta Henry Kissinger en su clásico On China.
La gira marcó la transformación de China: de la cruzada ideológica de Mao, al bienestar y el desarrollo de la persona ordinaria como criterio del buen gobierno, de Deng.
HILO PATROCINADO
342 palabras. 2 minutos de lectura. 3 fuentes.
Por qué importa Las finanzas embebidas permiten a plataformas de la gig economy conectar a sus colaboradores al sistema bancario a través de nuevas infraestructuras digitales, facilitándoles la contratación de servicios financieros.
Empresas de transporte como Lyft ya brindan a sus conductores un servicio de cuenta electrónica y tarjeta Mastercard a través del cual estos reciben sus ingresos.
Las finanzas embebidas aportan un modelo formal de relación laboral que beneficia a empresa y colaboradores mutuamente. Mediante este tipo de finanzas, las propias plataformas han tomado la iniciativa hacia la plena bancarización y la formalidad, allá donde a la banca tradicional y al estado a menudo les falta capacidad.
En el retrovisor Hasta ahora, los trabajadores de la gig economy debían visitar una sucursal bancaria para abrir una cuenta de ahorro, recibir un crédito personal, una tarjeta de crédito o una hipoteca. Con frecuencia eran—y aún son—denegados por su perfil de riesgo, ligado a su informalidad.
La clave Si en cambio es la plataforma de la gig economy la que trae su nutrida red de colaboradores a la mesa del banco, el volumen se torna interesante para este, cambia el equilibrio de poderes, y se expande el acceso al crédito a los trabajadores.
Cómo funciona Generalmente, los bancos no están capacitados para promover APIs propios. Por otra parte, los APIs deben ser ajustados a los protocolos de seguridad y regulaciones locales. Una nueva generación de fintechs han logrado integrar el sector financiero regulado con la gig economy vía APIs de conexión. En el caso de Lyft, fueron Payfare y Stride Bank quienes establecieron las conexiones necesarias, logrando administrar el flujo de información entre la plataforma y la entidad regulada.
Más a fondo Empresas latinoamericanas como PayCaddy vienen trabajando de lleno en este problema. Fundada en 2018 por tres jóvenes emprendedores—un tico y dos panameños—opera en la cuenca caribeña. Está especializada en construir este tipo de infraestructuras fintech. Juan Diego Gálvez, co-fundador y CEO de PayCaddy, explica desde su blog la función de las finanzas embebidas en la formalización y el desarrollo de Latam.
1275 palabras. 6 minutos de lectura. 21 fuentes.
Ecuador. El correísta Andrés Arauz y el empresario Guillermo Lasso se medirán en segunda vuelta por la presidencia de Ecuador este domingo 11 de abril. La última agregación de encuestas arroja que están prácticamente empatados al 50%.
A pesar de holgado margen de Arauz sobre Lasso en primera vuelta–32,20% vs. 19,74% del voto–el primero no superó el umbral del 40% necesario para evitar el balotaje. Desde entonces, ambos han cortejado las voces y los votos del líder indigenista Yaku Pérez (19,38%)–quién rozó la segunda vuelta–y del empresario de centroizquierda Xavier Hervás. Estaremos atentos a la dirección del trasvase, si es que lo hay (el voto es obligatorio por ley, pero puede ser nulo).
Arauz (UNES) se apoya en el expresidente Rafael Correa–radicado en Bélgica, juzgado y condenado in absentia por corrupción–y su base: el 20% del electorado. Cuando la justicia ecuatoriana impidió a Correa ir como vicepresidente en su lista, Arauz respondió «el presidente seré yo y Rafael Correa mi principal asesor». Por ello se le compara a Luis Arce de Bolivia, quien fue el tecnócrata de Evo Morales. Arauz, de 36 años, fue un precoz tecnócrata de Correa, ganando su confianza y un ministerio. Ahora, moviliza nostalgia de un súper ciclo regional de commodities e ideología. Pero como buen economista, Arauz sabe que semejante ciclo no volverá.
Lasso (CREO-PSC) es un empresario de éxito–«el banquero» para quienes le desprecian–originario de Guayaquil, la capital económica. Es exgobernador de Guayas y ministro de economía durante la crisis financiera de 1999. Concurre por tercera vez, ahora con el apoyo del Partido Social Cristiano, con bastión en Guayaquil. Pesa en su contra la percepción de que es la opción continuista del actual presidente Lenín Moreno–desgastado por la coyuntura económica y la pandemia.
En juego, la orientación geopolítica de Ecuador. Lasso profundizaría el realineamiento de Ecuador–iniciado por Lenín Moreno–con el orden liberal suscrito por EEUU. Continuaría trabajando hacia un acuerdo de libre comercio con Washington. También buscaría situarse entre las economías abiertas de la Alianza del Pacífico. Ha declarado que respetaría las obligaciones con el FMI y con los tenedores de $17.400m de bonos ecuatorianos, restructurados con éxito en agosto.
Arauz revisaría dicho acercamiento a EEUU. Ha sido crítico con el FMI. Su plan «Mil de una» promete $1.000 a 1m de madres. Volvería a un modelo estatista bien «de izquierda clásica proteccionista», bien «keynesiano flexible», según estos dos analistas locales. Su referencia internacional es la CELAC, y ha dicho que buscaría relanzar UNASUR.
Por encima de ambas candidaturas, la dolarización de Ecuador es intocable por popular. Asimismo, la explotación de hidrocarburos es un frente estratégico ajeno al ciclo electoral, sin prejuicio de que para ello existan fórmulas más o menos abiertas a la inversión extranjera. Ecuador cuenta con las cuartas reservas probadas de petróleo de América Latina. La mayoría yacen la región del Oriente, en la siempre delicada amazonia.
Es en Ecuador donde EEUU ha contrarrestado la influencia China en el hemisferio de manera más explícita. La moribunda administración Trump, en un coletazo inaudito, se quedó con la deuda de Quito con Pekín. Washington ya venía apoyando a Ecuador en sus escaramuzas pesqueras con China.
Perú. El panorama electoral se fragmenta en 18 candidaturas presidenciales. Los sondeos no revelan demasiado. Según Ipsos-El Comercio, cinco candidatos están separados por apenas tres puntos. Lidera por la mínima el candidato de Acción Popular, Yohny Lescano, un populista de izquierda, conservador en lo social. Le han ganado terreno las tres derechas: la liberal de Hernando de Soto, la popular de Keiko Fujimori y la cristiana de Rafael López Aliaga. También suena la progresista Verónika Mendoza, quien, postulando por segunda vez, promete una constituyente a la chilena. En todo caso, se vislumbran unos comicios reñidos, con una segunda vuelta prácticamente asegurada.
Los dos escenarios de segunda vuelta más concebibles son el de Lescano contra un derechista–veremos de que tipo–o bien un duelo intestino de la derecha, como ya lo fue la carrera entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko en 2016; entre élites liberales costeñas y populares nacionales.
En juego, la estabilidad del país. A menudo se yuxtapone la firmeza económica y la anarquía política del Perú, una suerte de inversa de la Argentina. Los peruanos acuden a las urnas tras un año de 3 presidentes–y un lustro de 5–reflejo de una vida pública salpicada de escándalos, que desató una oleada de violencia callejera a final de 2020.
El fraccionado Congreso de la República es causa y efecto de la inestabilidad política crónica del país. De facto, Perú es un sistema parlamentario: el cargo del presidente está a disposición 130 parlamentarios y hasta 9 bancadas, mediante la figura constitucional de la «vacancia por incapacidad moral» de la presidencia, de la que estos tienden a abusar.
El domingo, los peruanos también elegirán un nuevo Congreso. No obstante, ningún presidente reciente ha comandado algo cercano a una mayoría en el hemiciclo. Y no parece que esto vaya a cambiar sin una reforma constitucional de por medio.
En perspectiva. El discurso del liberalismo progresista–hegemónico en Washington y Berlín, y en menor medida en Santiago y Buenos Aires–no cala en Ecuador y en Perú, donde izquierda y derecha preservan sus rasgos tradicionales.
El FT, por ejemplo, describe al peruano Lescano como «un curtido operador político con dos décadas de experiencia parlamentaria, escorado a la izquierda y populista, pero conservador en lo social. También ha prometido reducir la deuda. Ha repuntado con la pandemia, aunque siendo equivalente al 35% del PIB, es baja según el estándar regional. Lescano dice que la rebajará hasta el 26%».
A la izquierda ecuatoriana, por su parte, «la caracteriza su afán extractivista». En este sentido, los choques de la izquierda con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) podrían sorprender desde una óptica progresista extraregional. Solo recientemente, Arauz parece haberse «ganado» su apoyo. «Jaime Vargas, presidente de [la CONAIE], anunció respaldo a Arauz para la segunda vuelta del 11 de abril. Siempre fueron muy críticos a Correa», tuiteaba un observador. Ecuador es un país mestizo–la población indígena no supera el 7% según la CEPAL–. No obstante, la CONAIE vota en bloque y podría decantar la balanza a favor de Arauz.
Apuntes teóricos. A diferencia de la democracia cristiana europea–o lo que queda de ella–para la derecha ecuatoperuana la religión es un valor político; no está ni mucho menos relegada a la esfera privada, ni es condición descalificatoria. Aparte del éxito empresarial, en ambos casos a partir de una extracción humilde, a Lasso y López Aliaga les une su pertenencia al grupo católico Opus Dei. Los lazos entre capitalismo y catolicismo no son fortuitos ni evidentes en la historia, y encierran toda una genealogía de las ideas propia.
A San José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus, lo acompañó en origen el pensador político Ramiro de Maeztu, como para aterrizar su proyecto espiritual en un momento político y en un plano sociológico concreto. Cual ideólogo constructor de poder, el proyecto de Maeztu fue reconciliar lo que percibía como la esencia católica del mundo hispano con el modo de producción capitalista. En suma, reconciliar a la hispanidad con la modernidad.
En palabras de Maeztu, difícilmente distinguibles de las que hoy se asocian a Escrivá de Balaguer, «hay que dar sentido de eternidad a nuestros negocios temporales....No se trata de elegir entre mundo y ultramundo, sino de ordenar el mundo en el ultramundo tal como se nos revela en nuestros juicios de valoración».
En los artículos de ética económica recogidos en El sentido reverencial del dinero, Maeztu reivindica para el mundo hispano el progreso material del mundo anglosajón del que recela y a la vez admira, cuidando de extraviarse de las vías católicas.
Hilos relacionados:
NATALIA MEJÍA LEDESMA | VERACRUZ
1185 palabras. 6 minutos de lectura. 9 fuentes.
El proyecto hegemónico del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para México es la Cuarta Transformación o 4T. Tras la independencia, la reforma y la revolución, la 4T sería un nuevo cambio de paradigma, que rompería con el «neoliberalismo» y «la mafia del poder» del sucinto bipartidismo PRI-PAN. Desde fuera, parecería toda una cruzada moral contra la corrupción económica y moral.
Sin embargo, lo que apreciamos nosotros en la 4T no es ruptura sino continuidad. En esencia, la idea-fuerza de AMLO es una respuesta–una más–al secular problema político de México: la unidad. O sea, la vertebración y consolidación del poder político a partir de una inmensa heterogeneidad cultural y territorial.
La expresión política natural de esta dinámica es un federalismo en el que el centro convive con la periferia, concediéndole el autogobierno por la necesidad existencial de legitimarse a si mismo.
Las fuerzas centrífugas encontrarán salida en junio, cuando 15 de las 32 entidades federativas están llamadas a elegir a sus gobernadores.
La cruzada de Morena como partido refundacional de la República pasa por elevar su peso a nivel de las gubernaturas estatales. Desde ellas se incide en políticas educativas, salud, vivienda e infraestructura social y la lucha contra la pobreza. Solo de esta forma, Morena se transformaría en un partido hegemónico de implantación nacional, remplazando al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en su papel histórico.
Actualmente, el PRI tiene la mayoría de las gubernaturas, de las cuales 12 se renovarán en junio. El Partido Acción Nacional (PAN) se jugará 4 de sus 10 estados. Morena solo opta a renovar un estado. Pero el partido de AMLO está proyectado a ganar al menos 10 de las 15 gubernaturas. Según las encuestas, Morena supera 2 a 1 a la oposición, la cual llegó a formar coaliciones para evitar su auge. Por primera vez desde los años ochenta, un nuevo partido político puede regir la mayoría del territorio mexicano.
Una reciente encuesta apuntaba que el presidente de México mantiene una aprobación del 65%. Bajo el paraguas de su popularidad, se resguardan los aspirantes morenistas a las gubernaturas, a la par que el partido va desarrollando su aparato a nivel nacional cara a las presidenciales del 2024.
Sí, pero. El maniqueísmo de AMLO viene chocando con la necesidad política. Para ganarse la periferia, Morena debe vencer en estados tan heterogéneos como el norteño Nuevo León–rico, industrial y atado a EEUU–y el sureño y campesino Guerrero–el más humilde a excepción de Chiapas–. Cada estado es un mundo político volcado sobre sí mismo, que da lugar a políticos tan variados y pintorescos como el propio México. En estos ambientes dispares, Morena ha tenido que valerse de viejos perros de la política regional , los cuales traen su bagaje.
De las 14 nominaciones de Morena, el 92% tienen pasado perredista, priista o ambos. Solo una candidatura procede de sus propias filas. Estos apóstatas del PRI y PRD son activos políticos, en tanto que traen consigo sus redes clientelares. Mas los escándalos que los envuelven están convirtiéndolos rápidamente en pasivos para Morena.
Nuevo León. Un escándalo ha deshecho la amplia ventaja de la que gozaba la candidata morenista Clara Luz Flores. A sus espaldas: 22 años de militancia en el PRI y un matrimonio con un influyente correligionario de partido. Su contrincante directo, Adrián de la Garza, de la alianza PRI-PRD, ha difundido un video en el que se ve a Flores con Keith Raniere, depredador sexual, líder de la notoria secta Nxivm y sentenciado a 120 años de prisión. Flores había negado públicamente siquiera conocer a Raniere.
Las últimas encuestas arrojan el relego de la morenista Flores al tercer lugar, por detrás de De la Garza y de Samuel García, de Movimiento Ciudadano (MC), con un 27% y 26% respectivamente. García, de 33 años, representa una nueva política apalancada en su presencia en redes sociales. Su esposa, Mariana Rodríguez, quien cuenta con 1.2m de seguidores en Instagram, documenta cada paso de la carrera.
Guerrero. Félix Salgado Macedonio es el elegido por AMLO a la gubernatura guerrerense, una cara familiar en el estado, con quien tiene lazos políticos desde los ochenta. «Juntos se sumaron a la Corriente Democrática, el movimiento disidente del PRI que en 1987 apoyó las aspiraciones presidenciales de Cuauhtémoc Cárdenas. Ambos fueron fundadores del PRD, partido que Salgado Macedonio abandonaría en 2014 para integrarse a las filas de Morena», apuntó El Economista.
Macedonio es–como poco–un tipo polémico. Le envuelven acusaciones de acoso sexual y violación que han dividido a Morena y a su electorado feminista, como reportamos anteriormente. A pesar de las acusaciones, AMLO defiende a Macedonio a capa y espada, ratificando su candidatura. En su típica conferencia matinal «la mañanera», AMLO acusó al organismo electoral de convertirse en «el supremo poder conservador», y declarando que «antes las cosas no eran así».
De hecho, Macedonio ha acabado perdiendo la candidatura por otro motivo, a saber, por no presentar al Instituto Nacional Electoral (INE) su informe de ingresos y gastos de precampaña. De ese modo, comparte suerte con otras 19 candidaturas de Morena. A pesar de todo, Macedonio se empeña en campar por Guerrero y su capital Chilpancingo en plena campaña electoral, dirigiendo mítines masivos y coloridos.
En frente, nada. El estado de Chihuahua es una de las pocas gubernaturas proyectadas para el conservador PAN. María Eugenia Campos Galván «Maru», lidera las encuestas representando a la alianza PAN-PRD. Su mayor obstáculo podría ser el actual gobernador y compañero panista Javier Corral, a quien Campos acusa de orquestar una campaña en su contra.
En los últimos días, la Fiscalía del estado acusó a Campos de haber aceptado $500.000 durante el gobierno (2014-2016) del priista César Duarte, actualmente preso en EEUU, en espera de extradición por delitos de corrupción y desfalco al Estado. A pesar de las imputaciones, Campos planea continuar con su campaña.
Un problema político milenario. México ha visto en la unidad política su principal reto a lo largo del virreinato, la reforma, el porfiriato y el estado nacido de la revolución. En esencia, ya fue el problema que enfrentaron las civilizaciones prehispánicas, entre la que se erigieron vencedores los aztecas. Hoy como ayer, la centralización se da sobre el vértice del valle del Anáhuac, cuna de la Ciudad de México, milenaria capital política mesoamericana. Desde allí se lanza la tremenda empresa de incorporar el norte y el sur y regirlo por igual, según el espíritu republicano de Benito Juárez. La enrocada topografía mexicana–de los desiertos de Chihuahua, pasando por el altiplano, hasta la selva de Yucatán–no lo pone fácil.
El estado no tiene capacidad para cubrir la totalidad de su territorio. Históricamente, los vacíos que deja han sido ocupados por organizaciones paralelas, desde los Cristeros echados al monte, a los indígenas secesionistas de Chiapas, a los cárteles que hoy asolan el país, capaces de plantar cara al estado e instalar su propio monopolio (ilegítimo) de la violencia.
Es reseñable la extraordinaria violencia con la que se vive la campaña electoral. El Gobierno de México registra 10 homicidios o desapariciones y 117 agresiones. La consultora Etellekt eleva las cifras de violencia electoral a 262 agresiones y 20 aspirantes asesinados desde septiembre.
Más a fondo:
Revista de prensa
HEMISFERIO
Bloomberg: MercadoLibre creará 16.000 nuevos puestos en América Latina | «MercadoLibre... planea duplicar su fuerza laboral en toda la región para responder al aumento de las compras en línea. La compañía con sede en Buenos Aires piensa cerrar el año con una fuerza laboral directa de 32.000 personas, en comparación con las 15.500 de fines de 2020, dijo Sebastián Fernández Silva, Chief People Officer...La medida se da tras un año de estrictas cuarentenas que empujaron a los latinoamericanos a comprar en línea, en muchos casos por primera vez, y a recurrir cada vez más a las opciones de pago digital. Este crecimiento también ha provocado un repunte en los precios de las acciones de la compañía, que se duplicaron con creces en el último año y llegaron a un valor de mercado récord en enero de aproximadamente $100.000m en enero»
NORTEAMÉRICA
Forbes: AMLO reporta acuerdo con empresarios sobre outsourcing y utilidades | «López Obrador buscó el año pasado desaparecer el outsourcing como una figura de contratación permitida por la ley laboral, aunque se encontró con la oposición del sector empresarial»
GRAN CARIBE
AP: Presidente salvadoreño desaira a enviado de EEUU | «El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se negó a reunirse con un alto diplomático estadounidense que visitó la nación centroamericana debido a lo que considera es un patrón desaires de demócratas y del gobierno de Joe Biden, de acuerdo con dos asistentes del mandatario. La decisión de Bukele de no reunirse con Ricardo Zúñiga, el enviado de Biden a Honduras, Guatemala y El Salvador se da tras un desaire similar que supuestamente recibió de funcionarios estadounidenses durante una visita no anunciada a Washington en febrero. Se produce además apenas días después que el gobierno de Bukele le otorgó un contrato de cabildeo de $1,2m a un exdiplomático de carrera del Departamento de Estado [Tom Shannon] con el propósito de mejorar sus lazos con el nuevo presidente estadounidense»
ANDES
France 24: El MAS intentará ganar las cuatro regiones que le han sido esquivas en Bolivia | «Los departamentos de Tarija, Chuquisaca, Pando y La Paz celebrarán una segunda vuelta para elegir a sus gobernadores. En este proceso, el Movimiento Al Socialismo (MAS), el mismo de Evo Morales y el actual presidente Luis Arce, buscará el control de las principales gobernaciones que le fueron esquivas en la primera vuelta electoral»
BRASIL
Folha: Ciro pide a Lula seguir el ejemplo de Cristina Kirchner, vice de Argentina | «El exministro Ciro Gomes (PDT) afirmó durante un debate este lunes que el expresidente Lula (PT) debe tener generosidad y fijarse en el ejemplo de la argentina Cristina Kirchner, que en 2019 concurrió como vicepresidente en la candidatura vencedora liderada por Alberto Fernández, y no en el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, o en el expresidente boliviano Evo Morales»
CONO SUR
El País: Mercosur y el eterno retorno, por José Juan Ruiz | «Los datos desafortunadamente muestran que los logros han estado muy por debajo de las promesas: la tarifa externa común sigue teniendo múltiples excepciones, y el insuficiente desarrollo de las reglas técnicas —incluidas las sanitarias o las reglas de origen— de facto supone la existencia de insalvables obstáculos a la libre circulación de mercancías en el espacio económico común. Como consecuencia de ello, la reasignación de recursos dentro de la unión aduanera ha sido muy limitada. Aunque tanto Argentina como Brasil son hoy economías más abiertas que hace dos décadas, su mayor integración en la economía global se debe básicamente al aumento de sus exportaciones de materias primas a China, no a una diversificación de su estructura exportadora. Según el Mapa de Complejidad de la Universidad de Harvard, Brasil en los últimos 15 años apenas ha sido capaz de añadir a su estructura exportadora nueve nuevos productos —en Argentina suman 12— que han tenido una contribución marginal al aumento del bienestar de los ciudadanos. Mucho ruido para tan pocas nueces»
Latam en datos. $4.000m: esta es la valoración de la startup mexicana de compraventa de automóviles usados Kavak, tras una nueva ronda de financiación–series D–que la ha inyectado con $485m para lanzar operaciones en Brasil.
«El mercado es enorme, está roto y es muy informal...vale más de $60.000 al año solo en México. La pandemia ha acelerado la confianza de los consumidores sobre las plataformas digitales, y la demanda de automóviles seguirá creciendo globalmente debido a los requisitos del distanciamiento social» dijo el fundador y CEO de Kavak Carlos García Ottati en una entrevista.
Semana americana
Domingo 11 de abril: Ecuador va a balotaje presidencial y Perú a primera ronda presidencial, además de elegir su Congreso.
También este domingo: hay balotaje en cuatro departamentos bolivianos para las gubernaturas: Tarija, Chuquisaca, Pando y La Paz.
Felipe Galvis – Head of Growth & Operations @ R2 Capital
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