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4 de junio de 2022
1142 palabras. 6 minutos de lectura. 2 fuentes.
Adán Augusto López es el hombre para todo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Como tal, gana opciones para ser su candidato en las presidenciales de 2024. El secretario de Gobernación (SEGOB) –con funciones comparables a las de un ministro del Interior– cultiva su candidatura con paciencia como eficiente operador, sin más agenda propia que la de la lealtad al jefe, con quien comparte sangre y terruño tabasqueño.
Es noticia. Adán ha flanqueado a AMLO en Palacio Nacional durante la ronda de reuniones con al menos 16 empresas extranjeras, principalmente del sector energético, con «problemas» operacionales derivados de la contrarreforma energética del Gobierno, muchas de ellas amparadas en tribunales mexicanos o en vías de arbitraje internacional.
Entre medias, senadores bipartidistas de EEUU enviaron una carta a Joe Biden denunciando la «reciente agresión del presidente López Obrador y su administración a compañías de EEUU con inversiones y operaciones en México», que amenazan tratados como el T-MEC.
Acompañó a las empresas el embajador estadounidense Ken Salazar, artífice de la ronda de contactos. Portó su inconfundible sombrero vaquero el de Colorado -descendiente de una familia hispana más antigua que EEUU, por cierto- y salió revalorizado del lance.
Por parte del Gobierno, quedó Adán Augusto encargado de los follow-ups a las reuniones. Entre manos, activos energéticos ya desarrollados pero ociosos, acosados por la regulación orquestada desde la Comisión Federal de Electricidad de Manuel Bartlett, cargado de prejuicios ideológicos y ambicioso de reestatizar el sector eléctrico.
«Eso velo con Adán». El auge de Adán crece a expensas de la «hija política» de AMLO y favorita para 2024, la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum.
Ya relató un columnista nacional cómo en una reunión del círculo de AMLO, Sheinbaum reprochaba y justificaba el retraso del Tren México-Toluca. «El presidente la paró en seco, se quitó los lentes que se pone para leer en las reuniones y volteó a ver a la jefa de Gobierno a la que la interrumpió en tono cortante: ‘Eso velo con Adán’». México: cuna de hombres cabales.
Sí, pero. Tanto remangarse para «solucionar» puede desgastar a Adán. La semana pasada, se filtró una grabación de una llamada en la cual Adán supuestamente amenazaba a Alejandro Moreno «Alito», presidente del PRI e integrante de la coalición opositora Va por México, junto a PAN y PRD. Adán le habría advertido, mediante el telefonazo de un senador del PVEM, de que el gobierno iría «con todo» contra él de no reorientar al PRI a favor de la contrarreforma eléctrica de AMLO. «Primero está el país hermano [...] si algo me sobra son huevos», responde Alito, quien habría pactado con Biden oponerse a la contrarreforma, a cambio de la protección de la Casa Blanca.
Se habría cumplido la amenaza de Adán. De hecho, la llamada amenazadora la difunde el propio Alito, como respuesta a tres supuestos audios que afloraron contra él poco después de su voto contrario a la contrarreforma. En ellos, el priista revela supuestos pagos millonarios al estratega electoral español Antonio Solá, supuestas aportaciones de Cinépolis a campañas de diputados michoacanos, y supuestos comentarios tipo «a los periodistas no se les debe disparar, papá, deben morir de hambre».
El balance. Trataremos a Va por México junto a PAN y PRD en otra ocasión. Por ahora, la coalición ha cerrado filas con Alito: tal es el estado de la oposición mexicana, organizada por Claudio X. González, quien ha apostado todas sus fichas a esta fórmula para desbancar a Morena -como antes el chiste era desbancar al PRI- y difícilmente las retirará.
Volviendo a Adán, de puertas para afuera, es posible que el lance debilite sus opciones sucesorias. Ya de por sí, Adán no sería un buen candidato, celebra un empresario chilango. No tiene ni el fuego ni el carisma llano del «Peje».
No obstante, la cuestión podría resolverse de puertas para adentro. Sus posibilidades de recibir el dedazo de AMLO aumentan a medida que acumula resortes, saberes y secretos en Palacio. Todo ello es importante en cuanto la máxima prioridad del moralista AMLO es ser recordado como incorruptible. Un Adán resentido de no haber sido el elegido de seguro tendría munición para mancillar el sexenio obradorista.
Además, está el peso del terruño. Los vínculos entre ambos se hunden en la historia de Tabasco. En los años ochenta, el padre de Adán Augusto, un notario local, asesoró al futuro presidente, cuando éste tenía un pie fuera del PRI y otro dentro del PRD y buscaba la gubernatura del estado.
El fisgón histórico. A orillas del Golfo en el sureste, «estado pantanoso y aislado, puritano e impío» tal y como lo narró Graham Green, Tabasco fue el vórtice de la cuestión religiosa en los años posteriores a la Revolución Mexicana.
Por las calles de su capital Villahermosa de San Juan Bautista, ya por aquel entonces solo Villahermosa, marchaban las camisas rojas del más fanático de los antifanáticos, el cacique tropical y perseguidor de curas Tomás Garrido Canabal. El gobernador tabasqueño exigía a sus lugartenientes y funcionarios que lo saludaran a grito de «Dios no existe», a lo que él respondía «ni ha existido».
En perspectiva. El mismo fervor cuasirreligioso anima el movimiento político encabezado por AMLO, la Cuarta Transformación (4T), que se entiende a sí mismo como una cruzada moral, en contra de la corrupción que corroe a México desde «el periodo neoliberal», y a favor de sus 50M de pobres y desposeídos –mayoritariamente sureños y ajenos al desarrollo desequilibrado que se dio de la capital hacia el norte, encadenándose el país a EEUU–.
Pero una causa justa no basta para aupar a un país lastrado por la mala ejecución y constante improvisación de su Gobierno, que de paso ahuyenta la inversión. Símbolo de ello es la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco, buque insignia de la administración. Sus retrasos y sobrecostos completan la ironía de un país exportador de petróleo que gasta más en importación de combustible con el barril por encima de los $100. «Es como si vendiéramos naranjas y compráramos jugo de naranja», reconoce el propio AMLO, pero a poco más alcanza.
Industrias que buscan instalarse o expandirse en México, materializando la narrativa del nearshoring y la integración americana tras el desacople de China, se topan con el desabasto energético. México no puede esperar mucho más por una nueva hornada de tecnócratas que resistan la tentación de meter la mano.
En el radar. Mañana 5 de junio se votan las gubernaturas de los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, y Tamaulipas; las 6 en manos opositoras hoy, y las 6 bien a tiro de Morena mañana.
Los comicios servirán de termómetro político. Un avance territorial acercaría a Morena a la hegemonía política en México. Una defensa efectiva de la oposición alentaría a quienes sostienen que el bloque PRI-PAN-PRD es la única opción para desbancar a Morena en 2024.
EDUARDO JIMÉNEZ | MEDELLÍN
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Es noticia. Rodolfo Hernández logró, efectivamente, superar a Federico «Fico» Gutiérrez en la primera vuelta. Todo parece apuntar a que en segunda vuelta el ganador será Rodolfo Hernández.
Petro ha gastado todos sus cartuchos. Toda su campaña electoral se basó en atacar a Fico y señalarlo como heredero del uribismo. Al haber sido derrotado Fico, este argumento que era, de hecho, el único fuerte que tenía, es completamente invalidado.
Con los votos de Fico, Rodolfo alcanzaría una cifra superior a los 11 millones de votos. Es casi imposible que los votos de Fico no pasen a Rodolfo en segunda vuelta. La consigna de los votantes de Fico es: «Cualquiera menos Petro».
Petro en cambio no tiene muchos lugares de donde sacar nuevos votos. Aún con la totalidad de los votos de centristas como Sergio Fajardo, no sería capaz de igualar los futuribles 11 millones de votos de Rodolfo Hernández.
Poco más que recurrir a adjetivos como machista, misógino y homofóbico ha podido hacer Petro contra el surgimiento de Rodolfo. Más allá del sustento para estas afirmaciones, la autoridad moral de Petro se ve cuestionada al tomar mayor difusión el que, según Rodolfo, Petro le ofreció la vicepresidencia en etapas tempranas de la campaña, antes que a su actual fórmula vicepresidencial, Francia Márquez.
En perspectiva. Estas elecciones son la antesala del escenario político de los próximos años y, si la derecha quiere mantenerse vigente en el futuro, no debe perder esto de vista.
Una vez se ha aceptado la franca decadencia del uribismo, es obvio que insistir en ello es un suicidio político y que la derecha tendrá que buscar nuevas opciones que no estén vinculadas al mismo.
Los Gómez. Recientemente ha ganado atención moderada el que fuera candidato en primera vuelta Enrique Gómez. Se trata de un candidato menor, con no mucha notoriedad, pero que de ningún modo puede ser ignorado de cara al futuro
Enrique Gómez es sobrino de Álvaro Gómez y a su vez nieto del conocidísimo Laureano Gómez. Esta ascendencia, más que definir su postura política, debe ser tenida en cuenta en el sentido de que muestra que Enrique Gómez no sale de la nada. Tiene una tradición política familiar, y eso en Colombia siempre ha sido un factor importante.
Todos los Gómez que han participado en política han estado a la derecha, empero, cada uno, incluyendo al actual, han sido distintos uno del otro. Laureano era un conservador de vieja guardia mientras que Álvaro, desde unas coordenadas más moderadas, promovía el dialogo, el consenso y el pluralismo ideológico: su famoso acuerdo sobre lo fundamental. Enrique por su parte se muestra como un candidato decididamente conservador, apartándose de Fico. Asimismo, afirma ser la verdadera derecha que planta cara al actual estado de la derecha colombiana.
Enrique Gómez se presenta pues como un candidato de derecha dura dispuesta a enfrentarse a la izquierda con más fuerza que las otras opciones de derecha. Pero tal discurso se ve empañado por el hecho de que ha decidido hacer política en base al recuerdo de su tío que, como ya se ha dicho, mostraba un discurso distinto al que hoy maneja Enrique. Si no cambia este aspecto, todo su potencial podría perderse por completo y él se quedaría como un candidato marginal más.
El balance. Sería miope ignorar a Gómez en el escenario posterior a esta, máxime que hablamos de un contexto en el que la derecha se verá huérfana y necesitada de caras nuevas. Claramente, no se trata tampoco de la única alternativa para tomar en cuenta.
Alineando al ingeniero. Aunque pueda ser una figura bastante carismática y atractiva en la coyuntura actual, aún cuando se le apoye para que llegue a la presidencia, Rodolfo no es ni puede constituir a futuro una figura netamente de derechas.
Sus posturas en materia de aborto y asuntos LGBT no distan mucho de las de Petro o Fico. Rodolfo legalizaría la marihuana, reestablecería relaciones con Venezuela –esto al igual que Gómez– y promovería la sustitución de importaciones. La razón por la cual estos aspectos no le han restado popularidad entre el electorado conservador a diferencia de Fico es que estos han sido eclipsados por su carisma y forma de actuar. Además, por la propaganda petrista en su contra, muchos piensan que sus posturas son inversas a las que sostiene en realidad.
Rodolfo Hernández busca mantenerse como alguien de centro. Él no quiere asociarse ni con la izquierda ni la derecha, táctica que parece le dará la presidencia en esta ocasión.
La derecha en un sentido táctico puede buscar acercarse a Rodolfo, pero a la larga esto no le ayudará a tener un renacimiento que sí puede tener con otras figuras emergentes si se juegan las fichas correctamente.
¿Trump o AMLO? No se hicieron esperar las semblanzas de Rodolfo como un Trump tropical; por su estilo sin pelos en la lengua y su dimensión empresarial.
Quizás sea más fina la comparación de Rodolfo con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, de cuyo argumentario populista arranca muchas de sus frases. «El AMLO caribeño de Bucaramanga» escribió el intelectual mexicano Jorge Castañeda Gutman esta semana.
Revista de prensa
HEMISFERIO
Los Angeles Times: Por qué no necesitamos una Cumbre de las Américas nunca más, por Dan Restrepo | «En la medida en que Biden y su equipo muevan la aguja en la cumbre de Los Ángeles de la próxima semana, lo harán con la grupos ad hoc de países, en lugar de los 34 países a la vez. Hay una mejor manera de avanzar [...] En lugar de prometer seguir participando en una Cumbre de las Américas cada tres años, Biden debería proponer reuniones por separado con los líderes de los países de Centroamérica, los líderes del Caribe y los líderes de Sudamérica, de manera rotativa y anual. Tales reuniones permitirían discusiones enfocadas con los líderes de las subregiones donde los intereses de EEUU son más coherentes y definirían mejor la relación de cada subregión con los EEUU. Dos cumbres relacionadas con el hemisferio cada año – la Cumbre de líderes de América del Norte y una cumbre subregional– brindarían al hemisferio occidental el nivel de atención sostenida de alto nivel que merecen los intereses de EEUU en la región»
Felipe Galvis – Head of Growth & Operations @ R2 Capital
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