OFRECIDO POR BOARDROOM LABS DESDE SAN FRANCISCO
7 de noviembre de 2021
144 palabras. 1 minuto de lectura. 2 fuentes.
En la onda. Estuvimos en Extremo Centro con Pedro Herrero, hablando de Latam como sistema, de los errores de España ante América Latina, y otros asuntos misceláneos, como por ejemplo si es legítimo o no escuchar a Silvio Rodríguez pese a sus vínculos con la revolución cubana. Pueden vernos aquí.
En el aula. Visitamos al catedrático José María Peredo Pombo y a sus alumnos de Imagen Exterior y Diplomacia Pública en la Universidad Europea: tremenda cantera de americanistas. Escuchamos al menos media docena de acentos del español. Saludos para todos ellos.
Habemus podcast. Acto seguido, pasamos por los estudios de Europea Media, desde donde lanzaremos nuestro podcast próximamente. Ahí nos recibieron Rosa Mateos y Miguel Ángel Vázquez, dos grandes profesionales. Grabamos la presentación del mismo. Pueden escucharnos aquí.
En la red. Nos complace saber que estamos llegando a quien hay que llegar. Adelante americanistas.
SEBASTIÁN GENNARI | MIAMI
1537 palabras. 8 minutos de lectura. 24 fuentes.
Se acercan las presidenciales hondureñas, y Xiomara Castro, quien fuera primera dama del depuesto presidente Manuel Zelaya, tiene las de ganar. De cara a las elecciones del 28 de noviembre, Castro se ha hecho con un 38% de la intención de voto, mientras que su contrincante principal, Nasry Asfura, del oficialista Partido Nacional, se queda en un mero 21%. Al momento de publicarse este boletín, también estarán votando los nicaragüenses, pero la sección literaria de El Americanista aún no recoge pantomimas.
El programa de Castro es, grosso modo, demosocialista, mas no socialdemócrata. La candidata propone una nueva Constitución en sustitución de la actual, alguna vez tildada de «adefesio» por el exmandatario costarricense Óscar Arias. En efecto, la Carta Magna actual, en vigor desde 1982, carece de mecanismos para destituir al presidente, cosa que, a ojos de Arias, fomenta los golpes de Estado.
Pero Castro no sólo pretende corregir esta carencia; desea una Constitución transversal —redactada con el pueblo llano en mente—, reemplazando así el «sistema obsoleto y agotado que ... oprime [a los hondureños]». Castro también demuestra cierta afición por la democracia «participativa».
Por lo demás, la candidata, como su marido, desata las alarmas en un Washington que ve artimañas chinas por doquier. Y es que Castro se ha comprometido a reconocer a Pekín, de tal modo sacrificando los 80 años de relaciones bilaterales entre Tegucigalpa y Taipéi.
Liga de Esmalcalda. En Nicaragua no verían con malos ojos una victoria de la izquierda hondureña, pues terminaría de sellar la alianza Tegucigalpa-Managua que ha emergido en años recientes, aun cuando los presidentes Ortega y Hernández son ostensiblemente rivales ideológicos. Nicaragua y Honduras ambas cargan con el dudoso honor de ser objeto de cuestionamientos internacionales; por tanto, su confabulación no resulta del todo incomprensible.
Daniel Ortega ha mandado detener a al menos 39 figuras de la oposición, deslegitimando así las elecciones generales de este domingo. Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo —quien, al igual que Xiomara Castro, ha ido acumulando prominencia política—, buscan la reelección forzosa. Esto les ha valido la rabia e indignación de Washington, donde se han propuesto sanciones particulares a los cabecillas del régimen, así como una «revisión» de los privilegios comerciales otorgados a las mercancías nicaragüenses por el DR-CAFTA.
Por su parte, Juan Orlando Hernández se encuentra en aprietos. Nasry Asfura, candidato presidencial de su partido, ha enfrentado cargos de lavado de activos, mientras que al presidente saliente se le acusa de estar vinculado al narcotráfico. Su hermano, el narcotraficante Tony Hernández, fue sentenciado a cadena perpetua por un tribunal neoyorquino, en un juicio donde la Fiscalía tildó a Honduras de «narcoestado». Nada de esto resulta sorprendente: existen numerosos indicios de la existencia de un pacto entre los carteles y políticos hondureños. Quedan implicados antiguos presidentes, incluyendo a Manuel Zelaya.
De poco les sirve a Hernández y Ortega aliarse cuando se cierne sobre ellos el águila yanqui. Nicaragua exporta a EEUU el 60,4% de sus mercancías, cuyo valor total se estima en $5.570M; su socio comercial secundario es El Salvador, que le compra un 5,38% de sus exportaciones. La trama es prácticamente idéntica en Honduras: el 53,2% de sus $7.800M en exportaciones está destinado a EEUU; El Salvador, manteniendo el segundo lugar, se lleva un mero 8,04%. La dependencia de EEUU es aun más acusada cuando se contabilizan las remesas: el 60% de las remesas nicaragüenses y el 93,1% de las remesas hondureñas provienen de EEUU.
Una de las pocas bazas negociadoras es el factor China. Ambos países han permanecido leales a Taiwán, pero ahora buscan cultivar lazos con Pekín, que, amén de enconar a Washington, también promete inversiones, créditos y, crucialmente, vacunas. Por tanto, no es nada raro el cambio de reconocimiento que propone Xiomara Castro; en años recientes lo han hecho Panamá, República Dominicana y El Salvador. Y, si bien Nicaragua no llegó a tales extremos, si accedió a que un consorcio chino propusiera un canal de Nicaragua para complementar, o hacerle competencia, al de Panamá, coyuntura que en ultimadas cuentas resultó infructífera.
Entre líneas. Si Ortega y Hernández tienen un enemigo declarado, es Nayib Bukele, el presidente salvadoreño. El desprecio es mutuo: Bukele ya los desdeñaba en 2019, cuando se rehusó a invitarlos a su toma de posesión; en aquel momento recurrió a Twitter, su medio predilecto, para denominarlos dictadores carentes de legitimidad democrática y equipararlos con Nicolás Maduro.
Más allá de sus cauces ideológicos, la tensión es hoy particularmente sentida entre Honduras y El Salvador, debido a la perenne disputa en torno a la soberanía del golfo de Fonseca. Este golfo, ubicado en el Pacífico, está repartido entre Honduras, Nicaragua y El Salvador, aunque a los hondureños le es de valor especial, representando su única salida al Pacífico. Después de un pleito legal ante el Tribunal de La Haya, la cuestión pareció haber sido zanjada, y a cada Estado se le concedió la soberanía sobre las tres millas náuticas aledañas a sus costas. Sin embargo, los letrados no esclarecieron el estatus legal de la estratégica isla (más bien islote) Conejo, reclamada por El Salvador pero administrada por Honduras desde 1982.
La lógica dicta que Honduras se aferra a la isla Conejo por su temor a que Managua y San Salvador se hagan de intrigas conjuntas para negarle el acceso al Pacífico. La realidad revela hechos totalmente opuestos: en efecto, Ortega y Hernández, quien en días recientes ha ridiculizado el irredentismo guanaco, firmaron una serie de acuerdos, de los cuales se desprende el apoyo de Managua a la postura hondureña. Bukele no tardó en responder de modo cuando menos jocoso.
Sea astuto. Bukele lleva ya algún tiempo asegurando la posición geopolítica de su país, en cierta medida apoyándose en Guatemala, que, con su PIB de $77.600M, tiene la economía más grande de Centroamérica. También es preciso resaltar que, en sus encontronazos diplomáticos intracentroamericanos, Bukele limita sus improperios a las cúpulas políticas; se muestra bastante centroamericanista, al punto de apoyar la reunificación.
Guatemala se ha comprometido a permitir la construcción de un puerto salvadoreño en sus aguas atlánticas, cosa que facilitaría el comercio bilateral y agilizaría el paso de mercancías salvadoreñas destinadas a EEUU. Para fomentar turismo, y en aras de la integración regional, ambas partes también han concluido un acuerdo de cielos abiertos.
En Guatemala, provista de un fragmentadísimo sistema de partidos, se abren paso los admiradores de Bukele. Es allí donde José Luis Araneda, abogado de 27 años, ha pretendido formar un partido llamado, al igual que el de Bukele, Nuevas Ideas. No se trata de una coincidencia: Araneda, admirador y otrora socio comercial de Bukele y allegados, se ha quedado incluso con la insignia color cian de Nuevas Ideas. Tampoco es un burdo plagio, porque, aunque el Gobierno salvadoreño niegue estar involucrado, Araneda evidentemente busca esparcir el integracionista germen bukeliano.
Nos llegan noticias de que Araneda es egresado de la Universidad Francisco Marroquín. La UFM es un engendro curioso: lleva el nombre del primer obispo de Guatemala, quien también fundara la Universidad de San Carlos —cuarta de América— y redactara catecismos en lenguas indígenas, pero se le conoce principalmente por su profundo libertarismo, característica que la valió el reconocimiento de Milton Friedman.
El fisgón histórico. El dilema centroamericano yace, por un lado, en las latentes ansias de integración y, por el otro, en el escaso progreso que se ha logrado. Hay 49 millones de centroamericanos, suficientes para conformar la tercera nación latinoamericana en cuanto a población, superando incluso a Colombia. Excluyendo a Costa Rica, Panamá y Belice —que se distinguen del resto por razones históricas y económicas—, una nación centroamericana contaría con 40 millones de habitantes.
Además de una identidad compartida, estos 40 millones cuentan con una historia de unión política. En 1821 Centroamérica se independizó unida, aunque después, frente a guerras civiles entre conservadores y liberales, se balcanizara. En varias ocasiones se ha pretendido orquestar la reunificación, llegándose a concluir tratados y redactar constituciones, para que, al cabo de unos meses, se desintegraran los proyectos. El último de estos intentos se llevó a cabo en 1921. Constituyó tal fracaso que parece haber sido sentenciado a la damnatio memoriae, de ahí su completa caída en el olvido.
Hoy en día se apuesta por la integración a través del Sistema Centroamericano de Integración (SICA), que abarca no sólo el istmo, sino también a República Dominicana, eternamente aislada del Caribe no hispano. Este esfuerzo también procede con lentitud: las exportaciones intrarregionales se han estancado en un 26,3% de las exportaciones totales. A pesar de avances en política arancelaria, no existe un mercado común verdadero; el comercio centroamericano encuentra abundantes trabas administrativas, por no hablar de las regulaciones difícilmente armonizables. La criminalidad, la debilidad institucional y la absoluta carencia de infraestructuras —puertos, carreteras, industrias— suman complicaciones.
En cuanto a lo político, los centroamericanos pueden presumir de dos logros simbólicos: una licencia de conducir común, que en algunos casos puede emplearse como documento de viaje, y unos pasaportes que, si bien no comunes, contienen la leyenda «Centroamérica» de forma parecida a los europeos. Lo demás es nefasto. El Parlamento Centroamericano, cuyas disposiciones no son vinculantes, sólo sirve de refugio para los expresidentes de la región, a los cuales se les entrega un escaño —con dietas y fuero parlamentario— al dejar el poder.
JACOBO RODRÍGUEZ-DE FONSECA | MADRID
1222 palabras. 6 minutos de lectura. 1 fuente.
Chile. José Antonio Kast (Partido Republicano, derecha) remonta hasta poder pelear contra Gabriel Boric (Apruebo Dignidad, izquierda) en segunda vuelta. De entrada, en los sondeos, el candidato derechista que se encarama al primer puesto en primera vuelta. Pero todo va a depender de la movilización del voto conservador.
Kast ha sabido sacar partido al derrumbe de la candidatura centroderechista de Sebastián Sichel, y a la vez presentarse como un candidato más moderado, y no sólo un agitador. La alarma del electorado menos ideologizado con respecto a Boric, y sobre todo hacia la Constituyente, nutre las filas de Kast.
Los pobres resultados del bloque conservador en los plebiscitos y elecciones de este año se han debido en gran medida a la desmovilización y la hostilidad a la coalición de gobierno. Por el contrario, Kast, sin responsabilidad en los gobiernos de los últimos años y en las decisiones políticas y de orden público durante el estallido social, aparece como un voto menos culposo para un electorado derechista generalmente poco ideologizado y reactivo.
La cuestión mapuche y la escenografía permanente de la Constituyente también está movilizando a un electorado conservador que inicialmente había decidido «dejar pasar» la reforma y el impulso progresista.
En el centro-izquierda, el bloque democristiano y socialista de Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social), en gran medida legatario de la Concertación que prácticamente gobernó Chile durante tres décadas, se ahoga entre el impulso reformista que se torna en excluyente y radical, y la reacción conservadora. El bloque perfora su suelo del 15%, la mitad de su voto en las constituyentes y sufre fugas a izquierda y derecha.
En el centro aparece un desconocido para el público no-chileno –un viejo conocido en el país austral– Franco Parisi, un profesor de economía que ni siquiera reside en Chile, que supera el 10% en intención de voto y sigue creciendo. Parisi, con causas judiciales pendientes, vinculado ahora a Iglesias evangélicas, también admirador de Rafael Correa, es un candidato populista y transversal, pero centrista. Combina una campaña puramente digital (aunque orientada más a medianas edades e ingresos bajos) con propuestas sociales y moderadas, conservadoras de espíritu, con un imagen y discurso radicalmente antiestablishment.
Aunque su electorado parece venir de capas sociales medias y bajas vagamente conservadoras pero que rechazan el modelo económico, Parisi puede crecer hacia el centro izquierda y ser el árbitro de la segunda vuelta.
A dos vueltas. Al consultar los sondeos, hemos separado las encuestadoras en dos grupos: Cadem y Criteria, junto con Atlas Intel, que suelen coincidir y tener leve sesgo conservador, y Activa que tiene un sesgo más progresista. Ambos grupos le dan un 30% a Kast –ganador–, seguido de Boric a unos 5 puntos, con Provoste en torno al 15% pero declinante, seguidos de un Sichel estancado en el 10%, desde donde podría emerger Parisi.
¿Y en segunda vuelta? Desde un rechazo inicial muy amplio de casi 2/3 del electorado, hoy Kast pelea en torno al 45% del voto en segunda vuelta, descontando más de 20 puntos en el último mes y medio. Como hemos dicho ya no es el «agitador ultraderechista» del pasado sino el candidato conservador frente a la «revolución», pero es también un candidato libre de las hipotecas de la derecha chilena de los últimos años.
El rechazo a Kast, y el impulso progresista, aún así son fuertes. Activa, que diferencia entre aquellos movilizados para votar y el total del electorado, ha detectado más movilización en el campo progresista que el conservador. Entre los movilizados gana Boric, entre los que no: Kast. Por el contrario, Atlas Intel si ha detectado una posible victoria en segunda vuelta de Kast, pero dependiendo de la movilización del reactivo electorado chileno.
Entre líneas. ¿Cuál es el margen de Kast para moderarse más sin empujar a la abstención –o a la antipolítica de Parisi– a su base más derechista? ¿Cómo hará para movilizar a los electores que lo prefieren a Boric pero no quieren acercarse a las urnas y les supone un voto desagradable? Desde El Americanista sospechamos que la nueva imagen institucionalista y de gobierno de Kast ya no puede forzarse más al centro sin perder votos por derecha, y que su comando de campaña confía en los errores de Boric (quien ha resultado positivo en COVID), los excesos de los constituyentes y un posible derrumbe de Parisi por la inconsistencia de sus propuestas y su desaparición física de la campaña.
Argentina. La estabilidad de los triunfos opositores en la Provincia de Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la lucha por el Senado presagian un triunfo opositor.
Una derrota en la Provincia y un tercer puesto en la Ciudad Autónoma podrían desestabilizar mucho al gobierno de Alberto Fernández.
En perspectiva. Ha habido cambios significativos en el gobierno argentino: la llegada del hiperactivo peronista ortodoxo Juan Manzur –jefe de gabinete de Fernández–, que conecta mejor con el electorado peronista que sí es culturalmente conservador que el progresista Alberto Fernández. Con todo, y a pesar de la salida de funcionarios impopulares, el gobierno no ha conseguido corregir su tendencia a la baja demoscópica.
Buenos Aires hace y deshace. Entre la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se elige más del 45% de los votos y diputados. Solo la Provincia de Buenos Aires elige a más de ⅓ de los diputados y suele ser el termómetro político del país.
En la Provincia el sorpresivo triunfo en las Primarias de la oposición de Juntos por el Cambio (tan heterogénea como el propio peronismo) parece sólido, y la candidata del gobierno podría ser derrotada por una diferencia pequeña pero clara.
La Ciudad, feudo opositor. En la Ciudad Autónoma, destaca la oposición de Juntos por el Cambio. El fenómeno libertario de la lista de Javier Milei y su lista compiten el segundo puesto del oficialismo, que por su parte ha presentado candidatos de extracción izquierdista no-peronista, como es habitual en dicho distrito desde la era de Néstor Kirchner.
Milei disfruta de una insólita popularidad en el electorado de medios y bajos ingresos, aunque tiene fugas entre el electorado de mayor nivel educativo y adquisitivo por su agresividad discursiva y sus posturas más conservadoras en temas valóricos.
La lucha por el Senado también se complica para el gobierno. Pese a los triunfos claros en Catamarca y Tucumán (este último más en riesgo), el peronismo se enfrenta a derrotas muy claras en las populosas provincias de Mendoza, Corrientes y Córdoba (en esta última el gobierno pelea el tercer puesto pudiendo caer al cuarto con facilidad).
El gobierno apostaba a remontar en las provincias dónde quedó segundo en las primarias por poca diferencia: La Pampa, Chubut y Santa Fe, pero Juntos por el Cambio parece haber consolidado su ventaja. En la Pampa, el peronismo local, abandonado por el gobierno, no le hace campaña al candidato oficialista provincial al Senado. En Chubut, el gobierno provincial está asediado por el conflicto mapuche. La negativa del gobierno federal de reprimir la violencia indigenista parece haber cerrado las puertas a una remontada del candidato del gobierno.
De repetirse los resultados de las primarias, el gobierno perdería el quórum propio en el Senado y tendría que negociar todas las sesiones y leyes con la oposición o al menos con los peronistas disidentes, algo que a la Vicepresidenta y Presidenta del Senado Cristina Fernández de Kirchner es casi intolerable.
SEBASTIÁN INCHÁUSTEGUI| CIUDAD DE MÉXICO
857 palabras. 4 minutos de lectura. 11 fuentes.
El embajador Ken Salazar ha sido el encargado de transmitir la preocupación de EEUU con respecto a la propuesta de reforma eléctrica del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El sector eléctrico respira, al menos hasta abril del 2022, fecha hasta la cual el partido oficialista Morena ha aplazado la propuesta de reforma.
El 3 de noviembre, los grupos parlamentarios del Partido Verde Ecologista y Morena, anunciaron que pospondrán la aprobación de la reforma eléctrica hasta el 15 de abril de 2022. La falta de escaños en el legislativo y la presión explícita del gobierno de Biden, calman, por ahora, los intentos de AMLO y Manuel Bartlett de regresar al Estado mexicano, el control monopólico del sector eléctrico a través de Comisión Federal de Electricidad (CFE), de la que es Director General el segundo.
En paralelo, AMLO promueve el proceso de revocación de mandato para el próximo marzo. En un proceso electoral, los mexicanos votarán por la permanencia de AMLO en su cargo (goza de una aprobación del 64.2% según El Economista). El proceso, regulado en el artículo 35 fr. IX de la constitución mexicana, se diseñó con tendencia a revocar al presidente en turno, no así constituir una suerte de booster de legitimación democrática. Sin embargo, los resultados favorables pronosticados podrían ser la lumbre que encienda una renovada puja legislativa.
Voces. La reforma eléctrica «preocupa seriamente» a EEUU, expresó el embajador estadounidense Salazar, tras reunirse con funcionarios mexicanos. Aseveró que el gobierno de Biden se compromete a «dialogar» la reforma, y que importa entender el «ímpetu» detrás de la misma. «Ni siquiera se discutió eso en la reunión», responde el canciller mexicano Marcelo Ebrard, negando que las críticas de EEUU tengan algo que ver con el aplazamiento de la reforma. El gobierno mexicano tiene interés en conocer la opinión de Estados Unidos, nada más.
Es importante recordar que en octubre, más de 20 congresistas de EEUU, enviaron al embajador en México una carta reclamando las pretensiones de AMLO para crear un campo de juego injusto en el mercado eléctrico (en contravención a lo negociado en el TMEC); solicitando la intervención del diplomático recién llegado.
Estamos ante un doble embate energético. Los congresistas, republicanos y demócratas, acusaron la serie de medidas tomadas por AMLO y Morena en el legislativo, consistentes modificaciones a la Ley de Hidrocarburos y la propuesta de reforma constitucional en materia eléctrica. Es decir, AMLO va por casi la totalidad del sector energético en México, hidrocarburos y electricidad.
En perspectiva. En su fijación energética, AMLO se juega cantidades multimillonarias en inversiones y en daños por responsabilidad internacional frente a inversionistas.
Entendido el antecedente histórico del sector, se explica, por ejemplo, que la materia energética haya sido materia de reserva por parte del Estado mexicano en las negociaciones del TLCAN. Lo cual, excluyó su aplicación de las industrias que componen al sector.
No fue sino hasta la administración de Enrique Peña Nieto, quien comenzó su encargo con un paquete de reformas constitucionales, incluida la energética, que se privatizó de nueva cuenta el sector. Dicho cambió desencadenó en una inyección masiva de inversión extranjera.
Según Forbes «entre 2015 y 2018 fue cuando más IED entró a México, coincide con la implementación de la reforma energética de Enrique Peña Nieto, en el último año de su gobierno fue de $6,773M». De hecho, el referido medio informa que España es el segundo país originario de la mayor cantidad de inversión en el sector, solo por debajo de Estados Unidos.
Soberanismo: de Cárdenas a la «4T». Si algo se le reconoce al presidente mexicano es su talento, casi fuera de serie, para apelar a las masas mexicanas y presentar su proyecto político como «transformador» (So, la Cuarta Transformación). Sin duda, uno de los estandartes con los que ha navegado la «4T» es el de regresar, en la medida posible, el control del sector energético al Estado y en concreto, al Ejecutivo.
El eslogan propagandístico de «cuarta transformación» resulta un punto de partida idóneo para entender al personaje político de AMLO. Para AMLO, su administración implica el cuarto hito histórico que cambiará a México. Comparable sólo a la independencia, reforma, y la revolución.
El logo oficial de la administración, lo protagonizan José María Morelos, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Francisco I. Madero, y, cómo no, Lázaro Cárdenas. Sí, el responsable de la expropiación petrolera mexicana de 1938. Cárdenas es el ícono de la aspiración energética de AMLO. La historia mexicana ha identificado la expropiación petrolera como un hito soberano de la nación. Los recursos naturales de México son de los mexicanos para los mexicanos. O sea, del Estado.
Para AMLO, retomar el control del sector, equivale a una reafirmación de soberanía. Claro, el precario estado del planeta, causado por la explotación de combustibles fósiles, pasa a un segundo plano.
En el radar. Cambiar las reglas del juego puede implicar un costo grandísimo al Erario mexicano. Solo basta mirar a España, que por cuarta ocasión fue condenada por los recortes de 2013 en las primas a las energías renovables. La historia de AMLO y su cruzada petrolera parece haberse parado en seco por lo que resta del año. Nos mantenemos atentos.
Revista de prensa
NORTEAMÉRICA
EFE: Batacazo para Biden: los republicanos se imponen en Virginia a los demócratas | «Revés para Joe Biden en su primera cita electoral tras llegar a la Casa Blanca. Los republicanos han conquistado la Gobernación de Virginia, donde el presidente estadounidense ganó hace un año a Donald Trump...Las elecciones en Virginia y Nueva Jersey suponen un referéndum sobre los primeros meses de Gobierno de Biden y, además, son un primer medidor de la actitud de los estadounidenses de cara a las elecciones legislativas de 2022, en las que los demócratas temen perder sus mayorías en el Congreso»
The Objective: Santander y BBVA, obligados a contratar 9.000 trabajadores en México mientras ajustan plantilla en España | «Se han visto obligados a contratar en conjunto a 9.000 trabajadores en México a lo largo de este año mientras han lanzado ERE en España con el objetivo de reducir sus costes y mejorar la rentabilidad del negocio. Esta subida, según explican ambos bancos, obedece principalmente a la internalización de empleados cuyas tareas estaban ligadas a sus actividades en el contexto de la reforma laboral implementada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Santander ha visto un aumento de los gastos generales en un 3% en dicha división después de asumir un 9% más en la factura del personal. BBVA ha sufrido un encarecimiento de las nóminas en un 16%. El país azteca es esencial, sobre todo, para BBVA, cuya diversificación es menor a la del Santander. Además, recientemente ha vendido su división de EEUU. La filial centroamericana es clave para sus resultados, ya que genera casi la mitad de las ganancias del grupo. Por contra, para la entidad cántabra solo contribuye con menos de un 10% de los beneficios totales»
Felipe Galvis – Head of Growth & Operations @ R2 Capital
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