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SEBASTIÁN GENNARI | MIAMI

I. Tema de la semana. Boom cripto y puntocom en Latam

1302 palabras. 7 minutos de lectura. 23 fuentes.

Es noticia. Las últimas semanas han sido pésimas para el bitcóin, la cota de referencia para todas las criptomonedas. Hacia el 14 de noviembre, un bitcóin equivalía a $65,3K y el día 10 había registrado su máxima histórica de $68,9K. Estas cifras tan halagüeñas resultaron efímeras, pues les ha seguido una caída en picado ininterrumpida. Al momento de redacción de este hilo, el bitcóin ronda en torno a los $48K, valoración que devendrá anticuada antes de concluir el párrafo.

  • Mucho se ha especulado en torno a los motivos del desplome. En resumidas cuentas, podemos atribuirlo al fortalecimiento del dólar y las expectativas temporalmente bajistas frente a la variante ómicron; la primera es consecuencia de la última, pues los grandes capitales, buscando solidez y certeza, se refugian en el dólar, perjudicando a todos los activos de riesgo. A esto debemos sumar las perennes tentativas de regulación por parte de China, India y EEUU, aunque dudamos de su eficacia; la total prohibición impuesta por Pekín no supuso traba alguna para los récords de octubre y noviembre, y en Washington y Nueva Delhi parecen decantarse por la vía moderada.

  • Los paladines de las criptomonedas insisten en que no ha de cundir el pánico. A pesar de los vaivenes, para nada inesperados en semejante «ecosistema», ha sido un año de plusmarcas: no fue sino hasta enero que el bitcóin alcanzó los $40K, como parte de un rally que lo llevó de $10K en octubre de 2020 a $59K en mayo. Se refugian en la tesis de que los ciclos de las criptomonedas se están alargando, de ahí el entusiasmo del inversor anónimo que ha aprovechado el bajón para comprar $150M en bitcóin.

Finanzas alternativas. Las criptomonedas podrían parecer profundamente ajenas a Latinoamérica, que, más allá de los nebulosos empréstitos decimonónicos, no se caracteriza por la sofisticación de sus instrumentos financieros. Sin embargo, la región ha querido ser escandalosamente pionera, recurriendo no sólo a las criptomonedas, sino también a los denominados neobancos, notorios por sus nulas comisiones y carácter digital; los países de la región hoy se valen de estos medios para dispensar ayudas estatales e incluso subastar bonos soberanos.

  • Es en El Salvador donde nos encontramos con el aparato estatal más probitcóin de la región. El presidente Bukele, entrañable o pueril según el criterio, ahora prevé recurrir a los inversores de criptomonedas para que le presten los $1.000M que el FMI no desembolsa. Lo más seguro es que la oferta salvadoreña termine suscrita en exceso, pues, además de prometer un cupón anual del 6,5%, Bukele tiene la intención de destinar la mitad del préstamo a la compra de bitcóin y dividir las ganancias, si las hubiere, entre el Estado y sus acreedores.

  • Más allá de la saga salvadoreña, Latinoamérica bien podría dotar a las criptomonedas, sobre todo al bitcóin, de utilidad cotidiana, desestimando así la principal objeción de los tradicionalistas, que tienen a las criptomonedas por bienes locamente especulativos. El principal «caso de uso», por adoptar la jerga del espacio, yace en el envío de remesas. Mientras que las remesas enviadas desde EEUU están sujetas a tarifas de 5,22% (en promedio), las de bitcóin tienden a caer y se han mantenido alrededor de los $2 al cabo de los últimos meses. Para hacer frente a la volatilidad y reducir aún más las tarifas, la mexicana Bitso ha empezado a comercializar las remesas en stablecoins, cuyo valor está anclado a una moneda real (o fiat), como el dólar. Las stablecoins, como Tether y USDC, también se aproximan a la tenencia de dólares, cosa que en México es difícil para los particulares residentes fuera de la franja fronteriza.

  • Esta función se puede compaginar con la de reserva de valor, sobre todo en países como Venezuela y Argentina, donde las monedas nacionales han perdido la confianza popular. Es por esto que Venezuela registra una de las más altas tasas de uso de criptomonedas, que, lejos de limitarse a la especulación financiera, han llegado a usarse en el comercio cotidiano, aunque evidentemente predomina el dólar, mediante el cual se efectúan el 66% de las transacciones domésticas; en Argentina, en pleno «cepo al dólar», el bitcóin atrae muchísima atención a pesar de ser más caro que en países con tasas de cambio libre.

Sí, pero. Se nos ha hablado de un mundo que las criptomonedas transformarán en una especie de País de Cucaña, pero la realidad bien podría ser otra. Las dudas van más allá de la volatilidad de estos activos y de su total carencia de uso práctico, al menos en la actualidad.

  • También es válida la crítica de que políticos como Bukele buscan camuflarse detrás de las criptomonedas, adquiriendo una imagen moderna y progresista en el sentido más amplio de la palabra.

  • Las criptomonedas, sobre todo las stablecoins, están amenazadas de muerte por la regulación estatal. Actualmente carecen de regulación, pero existen motivos de sobra para sospechar que su valor, en teoría equivalente al del dólar, no está respaldado por reservas suficientes, de ahí las ansias regulatorias del Congreso estadounidense. Tether, la principal stablecoin, ya ha sido multada por las autoridades yanquis. A esto debemos agregar las críticas de los bancos centrales, que, incluso de aceptar las virtudes de la blockchain, crearían sus propias monedas digitales.

  • Incluso reconociéndoles sus méritos a las monedas establecidas, podemos sospechar de las altcoins, muchas veces llamadas, de forma tan vulgar como certera, shitcoins. Son demasiado frecuentes los casos de criptomonedas en teoría prometedoras que caen a manos de un rug pull, donde los fundadores repentinamente venden sus valores en cartera, se retiran y hunden el proyecto.

En el radar. Latinoamérica no sólo se suma a la moda de las criptomonedas. El sector tecnológico regional también atrae cuantiosas inversiones de los principales fondos de capital de riesgo. En agosto ya se hablaba de $12.000M en influjos, en su mayoría provenientes de EEUU y Asia.

  • En mayo Bitso, el antedicho mercado de intercambio de criptomonedas, se convirtió en «unicornio» al recaudar $250M y concretar una valoración de $2.200M. Otro éxito rotundo es el de Nubank, un banco digital brasileño que debutó el jueves en la Bolsa de Nueva York, cosechando un alza del 15% y una valoración de $50.000M. Esto supone un desenvolvimiento infinitamente superior al de Grab, el gigante singapurense que se desplomó el día de su salida a bolsa, perdiendo un 37,61% en lo que va de año. Y es que Latinoamérica, con una población similar a la del Sudeste Asiático, está dotada de mercados internos más variados, más grandes y, en la mayoría de los casos, más ricos.

  • Hay quienes auguran una edad dorada, aunque preocupa que el boom se vea limitado a fondos extrarregionales, como lo son Coatue y SoftBank, sin que surjan grandes inversores latinoamericanos.

Bendiciones de la pandemia. El coronavirus ha supuesto una gran ayuda al sector comercio electrónico latinoamericano. Los latinoamericanos, rezagados en cuanto a la adopción de modos de pago electrónicos, han revolucionado sus hábitos.

  • El 15% de las ventas minoristas en la región son en línea y la industria mantendrá una tasa anual de crecimiento en torno al 30%. En mercados que, al contrario de México y Brasil, no tienen un largo historial, se registran cifras mucho más altas: 82% en Bolivia, 56% en Perú, 50% en Paraguay.

  • Quizá lo más interesante es que no dominan firmas extranjeras, como lo son Amazon y Alibaba. Mercado Libre, originalmente argentina pero más bien panlatina, fue el gran ganador de la ola digital de la pandemia. En efecto, sus filiales brasileña, argentina y mexicana ocupan los tres primeros lugares en la tabla del e-commerce latinoamericano; su filial colombiana ocupa el décimo puesto, mientras que Amazon (Brasil) se conforma con el sexto puesto en la región.

  • Y, como para demostrar el ímpetu de las criptomonedas, Mercado Libre permitirá la tenencia de criptomonedas en las carteras digitales de sus clientes brasileños.

MARCOS SUÁREZ SIPMANN | RIBADESELLA

II. Actores alternativos en Latam (II): Reino Unido

1427 palabras. 7 minutos de lectura. 16 fuentes.

Es noticia. Barbados se despide de la monarquía británica para convertirse en una república tras 400 años como colonia. Desde el pasado día 30 –55º aniversario de su independencia– la isla caribeña dejó de tener como jefa de Estado a la reina Isabel II. La nueva presidenta es Sandra Mason.

  • Durante ese tiempo, incluyendo 200 años como centro del tráfico esclavista, la influencia británica supuso represión y terribles condiciones. No hubo beneficios. Ni antes ni después se otorgaron subvenciones para educación, atención médica, infraestructura, agricultura o turismo.

  • Sin ayuda británica y con una población de 285.000 habitantes, ha prosperado con una economía diversificada hacia el turismo. No obstante, fenómenos climáticos adversos y la pandemia han agravado el escenario. La recuperación se adivina lenta con el 170% de su PIB comprometido y habiendo incumplido los pagos de los créditos concedidos por el FMI.

  • Significado psicológico: el pequeño país demuestra ser capaz de administrar sus propios asuntos en democracia. Completamente libre, no solo una colonia independiente. Amigo de todos, satélite de nadie.

  • El cambio se ha producido en un ambiente de buena voluntad y amistad como indica la asistencia de Carlos, príncipe de Gales, invitado de honor.

Entre líneas. Westminster teme un punto de inflexión. La decisión de Barbados puede influir en otros países caribeños con Isabel II como jefa de Estado. Ya en 2016 el gobernador general de Jamaica, Patrick Allen, propuso aprobar una enmienda constitucional «para reemplazar a su majestad la reina con un presidente no ejecutivo como jefe de Estado».

  • Hay un movimiento para la reparación por las injusticias cometidas durante la era del esclavismo. La justicia restaurativa no es solo pedir dinero, es diálogo y una serie de incentivos que ayuden a desarrollarse a una nación durante mucho tiempo relegada. Barbados construirá un museo de la esclavitud transatlántica con la colección más grande de registros de esclavos fuera del Reino Unido.

  • La decisión de independizarse ha sido en parte influenciada por las actividades de China, que ha invertido en la economía de Barbados más de $530M para mejorar las infraestructuras al tiempo que envía mascarillas y dosis de su vacuna contra el Covid.

  • Sin salir de la Mancomunidad de Naciones, Barbados va a potenciar su papel dentro de la Comunidad del Caribe.

El fisgón histórico. Desde finales del siglo XIX, los países pertenecientes al Imperio británico que fueron adquiriendo cierto grado de independencia –los Dominions–, empezaron a asistir a conferencias con el reino. En 1926 acordaron ser todos miembros iguales de una comunidad dentro del imperio, independientes en cuanto a gobierno, pero con lealtad al rey. Se la bautizó como Mancomunidad Británica de Naciones. En 1949 la Declaración de Londres estableció que las repúblicas independientes y otros países podían formar parte de ella, dando lugar a la moderna Mancomunidad de Naciones. Su funcionamiento está basado en la cooperación voluntaria, libre e igualitaria. Su próximo jefe será el príncipe Carlos tras ser elegido por el grupo en 2018.

  • La Commonwealth cuenta con 54 países independientes y semiindependientes que en su mayoría mantienen lazos históricos con Reino Unido. De ellos están en el Caribe y América Latina: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guayana, Jamaica, Santa Lucía, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago.

  • Los llamados «territorios británicos de ultramar». A los estados mencionados se suma un conjunto de colonias y territorios que no se independizaron. En el hemisferio occidental, incluyen Anguila, Islas Caimán, Bermudas, Islas Vírgenes Británicas, Montserrat y las Islas Turcas y Caicos. Las dos primeras y otras entran y salen de la lista negra de paraísos fiscales señalados por la Unión Europea. El Brexit ha llevado más confusión, si cabe, a su vaporosa y confusa situación.

Malvinas/Falkland. También constituyen un territorio británico de ultramar. Londres ratificó su presencia militar allí. La cancillería argentina en un comunicado oficial en marzo volvió a reclamarlas señalando que Reino Unido «debe escuchar» a la comunidad internacional, ya que esta «promueve el fin del colonialismo en el mundo». El conflicto se remonta a la rivalidad cultural y comercial entre los imperios español y británico.

  • El primer ministro Boris Johnson declara que «seguiremos defendiendo la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich, garantizando la protección de los intereses de las 3.500 personas allí, de acuerdo con el principio de autodeterminación».

  • Una pretensión que encubre la exploración petrolera y más allá apunta hacia los territorios chilenos y argentinos en la Antártida. Un marco geopolítico complejo en que Argentina y Latinoamérica deben saber jugar sus bazas. Reino Unido es hoy menos poderoso que en el pasado y el Brexit acentúa esa debilidad. Sin olvidar que China muestra interés por el Atlántico Sur.

  • Su realidad económica inquieta a Londres, pues los últimos años estas islas venían exportando a la UE productos, básicamente pesca, por valor de más de 225M$. Se prevé que ese comercio disminuya afectado por las tarifas impuestas por Bruselas.

Impacto del Brexit. Reino Unido, una de las 10 economías más importantes del mundo por volumen de PIB, es un mercado pequeño para el comercio latinoamericano. Su salida de la UE no constituye una amenaza existencial para las economías de Latam, ni tampoco una oportunidad particularmente llamativa, ya que su peso económico en la región es limitado. Entre las economías principales de Latam Colombia es una de las que más depende de las compras británicas. Pero incluso este país envía a Reino Unido apenas un 2,5% de sus exportaciones. Brasil sólo depende de Reino Unido para apenas el 2% de las suyas. Y la cifra respectiva para México es menor al 1%.

  • La inversión británica en Latam, si bien importante para algunos países –Colombia, Perú– y en sectores como la minería, no tiene la dimensión de los flujos provenientes de otros países como EEUU.

¿Global Britain? La nueva estrategia nacional «Global Britain» (contenida en el extenso documento «Un Reino Unido global en una era competitiva») solo dedica un par de párrafos a Latam.

  • Y esto teniendo en cuenta que un tercio de los 66 acuerdos de libre comercio con países de fuera de la UE que Reino Unido estrenó con la implementación del Brexit el 1 de enero de 2021 se han firmado con la región de Latinoamérica y el Caribe. Se hicieron efectivos acuerdos con Chile y de Continuidad Comercial con México. También con bloques como la Comunidad Andina y con Centroamérica. Asimismo con 14 países del Caribe que, asociados como Cariforum, ya tenían esa relación con la UE. Un trato análogo con Mercosur se presenta complicado por la crisis interna del bloque que por otra parte ni siquiera ha visto ratificado el acuerdo firmado con la UE. Se busca un rápido acuerdo con Brasil.

  • Obligado a establecer nuevos acuerdos bilaterales con los demás países, Westminster se muestra desesperado intentando sumarse a acuerdos comerciales regionales ya existentes puesto que, fuera de la UE, pierde fuerza a la hora de negociar. En septiembre, Reino Unido mostró intenciones de unirse al T-MEC formando así lazos comerciales con América del Norte sin tener que negociar un nuevo convenio bilateral con cada uno de los 3 miembros. Un pacto que ni siquiera contiene cláusulas que permitan sumarse a otros países. Londres se vio en la necesidad de aclarar que no quiere entrar en el T-MEC. Desmintió el rumor calificándolo como «malentendido». Sí insistió en estar buscando un nuevo acuerdo comercial con México.

  • Más suerte podría tener en su deseo de entrar al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (TIPAT o CPTPP por sus siglas en inglés), 3 de cuyos 11 miembros son latinoamericanos: México, Perú y Chile. Aunque no hay nada decidido Londres apura el paso para su ingreso.

El oro de Venezuela. En el Banco de Inglaterra se acumulan 31 toneladas de oro por valor de casi 1000M $ que Caracas lleva exigiendo desde 2018 cuando su crisis económica comenzaba a convertirse en sistémica y el oficialismo se proclamó vencedor de unas elecciones boicoteadas por la oposición y calificadas de fraude.

  • El oro representa el 15% de las divisas que posee Venezuela en el exterior. El caso del oro de Venezuela ha llegado a la Corte Suprema británica y la disputa –que se prolonga en el tiempo– enfrenta a Juan Guaidó, reconocido como presidente interino legitimo por Reino Unido, y al Ejecutivo de Nicolás Maduro, quien pese a controlar de facto las instituciones venezolanas no goza de reconocimiento diplomático ni credibilidad desde Londres. Johnson ha reafirmado la potestad de Guaidó sobre el oro venezolano. El juicio en los tribunales británicos es una decisión acerca de cuál es el legítimo Gobierno de Venezuela.

Más a fondo:

  • Para ver: Operación Algeciras: un documental, disponible en las profundidades de la red, sobre un sabotaje frustrado, de parte de un comando de hombres rana argentinos –mal pertrechado pero duro de roer– a buques británicos amarrados en la base de Gibraltar antes de que zarparan hacia la guerra de las Malvinas.

  • Para leer: British Lions and Mexican Eagles: Business, Politics, and Empire in the Career of Weetman Pearson in Mexico, 1889-1919. El nombre Pearson se asocia al gigante editorial y educativo. Antes, un Pearson hizo fortuna en –o con– el Porfiriato, antes de retirarse como político liberal de vuelta en Gran Bretaña.

JORGE LUIS DE LEÓN KOSTKO | MADRID

III. Colombia: quién le puede a Petro

1762 palabras. 9 minutos de lectura. 25 fuentes.

Por qué importa. Con la salida gradual –pero cada vez más real– del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) del ruedo político, la política colombiana se ha reconfigurado en planos sin precedentes. Cuatro grupos políticos se disputarán la presidencia en mayo del próximo año; partidos políticos que resucitan después de décadas sin actividad, empresarios e independientes se lanzan al ruedo, la izquierda refuerza su discurso con la problemática social, y el propio uribismo cambia de rumbo.

  • Inversionistas extranjeros, bloques geopolíticos y grandes potencias han empezado a alinearse para brindar su apoyo a candidatos. Y con razón: Colombia es un país importantísimo para la región: miembro de la OCDE, salida al Atlántico y al Pacífico, poderosas oligarquías empresariales, recursos naturales, fronteras porosas y un Ejército profesional curtido en 60 años de conflicto. Para EEUU y sus aliados regionales, Colombia es el muro de contención a Venezuela. Para Venezuela, y sus aliados globales, la puerta de entrada al resto del continente.

  • ¿Pero dentro del país, qué político tiene la receta para ganarse al elector promedio? Colombia supo afrontar asertivamente el COVID-19, por lo menos, así lo indican las cifras. El ejecutivo actuó con velocidad al confinar y con efectividad a la hora de vacunar. Pero las restricciones han afectado gravemente al colombiano de a pie. El 50% de los ocupados en Colombia son trabajadores informales. El dinero se mueve por debajo de la mesa y en las calles. Cerrar las calles es dejar a millones de familias colombianas sin alimento por meses. Es aquí donde comienzan los problemas: la brecha de la desigualdad es cada vez más amplia y los sentimientos de marginación e ira afloran camino a las urnas.

En el retrovisor. El gobierno de Iván Duque no ha realizado la gran reforma que anunció al instalarse en la Casa de Nariño en 2019. Podría argüirse que apenas ha tenido recursos políticos: ha tenido que manejar constantes crisis. Con tanta emergencia, intentar desmontar, como se prometió en campaña, toda la política del anterior gobierno —el de Juan Manuel Santos, que duró ocho años— no es tarea fácil.

  • Primero llegaron dos millones de migrantes venezolanos —que se sepa— al territorio nacional, la mayoría de ellos en condiciones de pobreza terribles. La gestión de esta crisis ha sido valorada positivamente por entes internacionales, pero a un país tan cerrado al extranjero como Colombia y con problemas sociales tan profundos y tan antiguos, le ha costado dar la bienvenida a los que alguna vez los acogieron. El tema es delicado, pero será uno de los que decidan la presidencia.

  • Después, un intento de reforma tributaria desató un paro nacional apoteósico en plena pandemia, dividió al país en dos, dejó al menos 51 muertos y ocasionó la renuncia del Ministro de Hacienda. Es claro que una reforma es necesaria: pero sin aplastar a la clase media. El costo político a pagar por ello será inmenso.

  • Un Duque impopular ha tenido que gobernar contra viento y marea. Su desaprobación ya roza el 70%. Los colombianos no quieren a Duque, y con la gente en contra, los políticos ya se han encargado de hacerle la vida imposible al presidente. Y este, intentando proyectar una imagen de tecnócrata serio y profesional, no ha sabido enfrentárseles en batalla con disposiciones ejecutivas para realizar los planes de gobierno. Podría decirse que le ha faltado la mano firme que pregona el eslogan de su partido.

Por la izquierda. De cara a las elecciones de mayo, el exsenador y candidato presidencial, Gustavo Petro, lidera las encuestas. La más favorable lo llevó a exclamar en redes «Estamos entre el 43 y el 47% de intención de voto para primera vuelta, y entre el 57 y el 68% para la segunda vuelta, según la encuesta Invamer. Podemos por tanto ganar en primera vuelta y lograr el primer triunfo popular en la historia de Colombia».  (La primera vuelta se celebrará el 29 de mayo. La fórmula ganadora deberá obtener la mitad más uno del total de votos válidos, de lo contrario se realizará una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados el 19 de junio).

  • Petro es parte del «Pacto Histórico», la coalición de izquierdas que va punteando en las encuestas. El «Pacto» va desde Partido Comunista Colombiano, hasta Comunes —el partido de las FARC no-disidente—, pasando por la Colombia Humana, el Polo —o lo que quedó de este—, la Unión Patriótica —partido de la guerrilla disuelta M-19— y algunos exsantistas y liberales.

  • Su discurso es radical: está en contra de todo; de Uribe, de Duque, del centro y del establishment, todo envuelto con matices indigenistas y guiños a la comunidad afro. Es un populismo duro generador de una mayoría social, que se lanza a conquistar el corazón de las clases más humildes pero también a la intelectualidad progresista colombiana.

  • El «Pacto» tiene amplísimas conexiones dentro de la institucionalidad colombiana: académicos, tertulianos, congresistas y por supuesto impulsores del paro contra la reforma tributaria. Otras conexiones más preocupantes ligan al «Pacto» al régimen venezolano e Irán.

  • Lo cierto es que en Colombia nunca ha gobernado la izquierda. El mal desempeño de liberales y conservadores facilita ahora el asunto. Está por verse si la sociedad colombiana está dispuesta a aceptar la cercanía del «Pacto» con las antiguas FARC y el Partido Comunista, o si el lavado de imagen del «Pacto» para mostrarse como una opción política viable y no violenta surte efecto.

¿Centro neutralizador? También por primera vez, el centro en Colombia pesa. Hay dos coaliciones, una más a la izquierda y otra más a la derecha. Sus candidatos son notoriamente presidenciables y hacen competencia a Petro en las encuestas.

  • La «Coalición Centro Esperanza», por el carril izquierdo, toma las banderas de un liberalismo progresista, plural. Dentro de sus candidatos, Sergio Fajardo —exgobernador de Antioquia y excandidato presidencial—, es el que puntea las encuestas. A simple vista, la unión parece coherente, con lupa, un santismo resucitado. Aquí se han rejuntado exfuncionarios de su administración, los hijos del asesinado Luis Carlos Galán, los moderados del Polo, el exrector de la Universidad de los Andes —la más prestigiosa del país— y el mencionado Fajardo. El perfil de Fajardo es interesante. Con un 25,5% de intención de voto, goza de experiencia, buenos resultados y la complacencia de amplios sectores sociales. Todo esto demostrado por los resultados que obtuvo en las presidenciales pasadas: más de 4,5M de votos en primera vuelta. Es probable que si en última instancia la elección se reduce —de nuevo— a uribismo vs. izquierda, la «Coalición Centro Esperanza» se deshaga y se declaren la mayoría neutrales.

  • La «Coalición de la Experiencia», ahora «Equipo por Colombia» —a pesar de que el primer nombre expresa mejor su ethos—, reúne a políticos asentados en el centroderecha colombiano. Entre ellos, los exalcaldes de Bogotá y Medellín, Enrique Peñalosa y Federico «Fico» Gutiérrez. También el exgobernador del Atlántico Alejandro Char —de los Char del Grupo Empresarial Olímpica—.  Las encuestas colocan a Fico con un 26,4% del voto, a Char con un 26,1% y a Peñalosa con un 22,7%. Sus políticas no parecen distar mucho de las de Duque. Lo más previsible es que el candidato resultante de la coalición se mida a Zuluaga, y que el más fuerte se lleve el apoyo del otro, a fin de derrotar a Petro.

La división Uribismo. Podríamos definir al uribismo como la derecha populista y dura que condujo los destinos del país durante los primeros años del siglo y que lidera —o lideraba— el expresidente Uribe. Tómese o déjese, pero es el movimiento político colombiano más influyente de lo que va de siglo. Su partido, el Centro Democrático —del que es miembro Iván Duque— ya ha elegido a su candidato a las elecciones: Oscar Iván Zuluaga, quien ya postuló contra Santos en 2014. El economista de 62 años fue elegido por la militancia del partido a través de un mecanismo de encuestas. Es un tipo serio, objetivo, quizás poco carismático pero con un paquete de propuestas interesantes y, lógicamente, lo que reclama su electorado: es un uribista de todas todas.

  • El problema del uribismo ha sido su división. Se dijo que Uribe gobernaría de nuevo a través de Iván Duque. De hecho, su relación es cada vez más distante. El Centro Democrático —mano firme, corazón grande— se dividió en dos: un sector liberal y de centro —naranja—, detrás de Iván Duque, y otro más conservador y uribista —azul—.

  • Los primeros han apuntado a seguir la línea lenta —muy lenta— pero segura de Duque y los segundos, reorientar el partido hacia una especie de socialcristianismo —o social-uribismo, para los efectos— para alcanzar mayor popularidad entre los más humildes. Desde esta perspectiva, Zuluaga, más azul que otra cosa, parece una propuesta acertada para combatir la mancha negra de la impopularidad duquista.

Es noticia. El Secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, anunció hace un par de semanas la retirada de las FARC de la lista de organizaciones terroristas extranjeras (FTO). La decisión, como era de esperarse, generó gran controversia dentro y fuera de los Estados Unidos.

  • Duque aceptó la decisión resignado. Su controversial Ministro de Defensa apuntó: «Es una decisión obvia y normal. Está claro que las FARC pasaron en el Acuerdo de Paz a ser un partido político y por supuesto no puede ser una organización terrorista». La misma nota de prensa estadounidense que anuncia la decisión, contempla también la inclusión de las disidencias de las FARC —conocidas como «Segunda Marquetalia»— en la lista.

  • Lo notable es que posición del ministro colombiano es totalmente distinta a la del sector político del que proviene, el uribismo, que se ha opuesto al Acuerdo de Paz desde que este se negoció en La Habana durante el mandato de Santos. La posición es una muestra más del cansancio del desdibujado Duque y de la encrucijada de su sector político.

  • La aparente gratuidad del anuncio de Biden no es tal. El candidato del uribismo, Zuluaga, no cuenta con el apoyo de Washington de cara a las presidenciales esta vez.

  • Por otro lado, el gobernador republicano de la Florida, Ron DeSantis no dejó pasar la oportunidad de sacar rédito electoral e interpelar sus votantes, profiriendo todas las palabras clave: «La decisión del presidente Biden de eliminar a las FARC de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras del Departamento de Estado envalentonará a los grupos terroristas en toda América Latina, empoderará a los narcotraficantes y allanará el camino para el castrochavismo en Colombia». «FARC Fight: Biden learns –again– that South Florida is a Latin America policy minefield», tituló un medio local. Florida pesa como siempre o más si cabe en la política de EEUU hacia Latam.

∞. América ¿Qué más?

Revista de prensa

     HEMISFERIO

  • BBC: Nicaragua rompe relaciones con Taiwán: "En el mundo solo existe una sola China" | «Honduras, Guatemala y Belice son los últimos aliados de Taiwán en Centroamérica. Sin embargo, la recién elegida presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien asumirá el cargo el 27 de enero, se comprometió durante su campaña a romper relaciones con Taiwán a favor de Pekín, aunque no ha repetido esta promesa desde su elección»

    GRAN CARIBE

  • Miami Herald: Exclusión de Centroamérica de la cumbre de la democracia de Biden dispara las alarmas | «"La cooperación con EEUU en materia de inmigración podría tornarse más difícil...los gobiernos probablemente se vuelvan más desafiantes de cara a Washington y se acerquen más a China, que busca ganar influencia en la región" [Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue]»

  • El País: [Venezuela] La estrategia de Juan Guaidó se debilita aún más con la salida de Julio Borges | «El opositor abandona el Gobierno interino pidiendo su desaparición y criticando el manejo opaco de los activos en el exterior»

Letras compartidas

     Mª ÁNGELES SÁNCHEZ — FILÓLOGA

  • Literatura idealista, detallista e intimista. Este triángulo literario está presente en la obra de diferentes escritores chilenos. Hace unos años, en Madrid, se presentó el libro de Carlos Franz Si te vieras con mis ojos, en la Casa de América. Fue un evento sincero, personal y lúdico. La narración parte de una aristócrata que, casada con un militar alemán contratado por el gobierno chileno, se cartea con el pintor Rugendas, a su vez contratado por la Marina inglesa para ilustrar las expediciones del científico Darwin. Este aspecto de la literatura hispanoamericana me fascina: la telaraña natural, incluso ancestral está presente en muchos textos. Otro magnífico escritor chileno, Roberto Bolaño decide priorizar la vida de las personas con dificultades, ir al detalle de su existencia para crear un «realismo sucio» como en Putas asesinas. En definitiva, dos estilos narrativos diferentes pero ambos atractivos. El acto de escribir es universal desde el punto de vista formal y temático. Abordar la intimidad como lo hizo Pablo Neruda o Isabel Allende, por ejemplo, desde géneros diferentes consiguen crear una telaraña literaria bien sólida para este país, Chile, tan atractivo para cualquier amante de la literatura.

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